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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las visitas

El balance de Pemex no suscita entusiasmo

Así pues, analizada ya con cierta perspectiva la reciente visita del máximo mandatario de Pemex, y sin pesimismo, no parece que el balance haya de suscitar entusiasmo. Al menos si se contempla desde las expectativas generadas tras la firma de un acuerdo que, dinamizado por el presidente Feijóo, pareció un notable impulso para el sector naval gallego.

Dicho eso a modo de resumen general -y desde la opinión personal- conviene matizarlo. La mejor noticia que se deduce de la visita es la continuidad de Pemex en el accionariado del astillero Barreras y su voluntad, según dijo el directivo, de afrontar nuevos proyectos que sin embargo no concretó. Lo que no se recuerda para fastidiar, sino sencillamente porque es lo único concreto que dejó expuesto.

(Puntualizando, que es gerundio: también quedó claro que la empresa mexicana no va a construir un segundo flotel, ni tampoco ratificó el dato de que haría de A Langosteira, el puerto exterior de A Coruña, su base de cara a Europa. Lo que va a complicar sin duda el encaje financiero de una obra al menos tan faraónica como la Cidade da Cultura pero acogida como salvación de la costa gallega

Conviene insistir en que no se trata de acusar, con lo dicho, a nadie. Es verdad que el grueso de lo que aparecía en el contrato no se ha cumplido. Pero ello permite hablar de decepción -pero no de engaño- y a fuer de justos es preciso recordar que muchos, sin esperar milagros, creyeron que el contrato podía dar para más.)

Claro que, hablando de visitas y acuerdos, hay otros elementos que debieran preocupa más de lo que parecen hacerlo. Y no sólo al oficio político sino a la sociedad gallega en general. Por ejemplo el del AVE, que se estableció con gobiernos españoles y que por tanto debieran tener un plus de credibilidad.

Lejos de eso, y como ya se ha dicho, corre peligro, advertido tras el encuentro de Feijóo y De la Serna, ante la pasividad sólo explicable -pero no justificable- por el "puente" festivo de casi todos los que deberían moverse rápido para evitar lo que sería un daño directo para el futuro de este antiguo Reino.

Y hay más aún. Desde el punto de vista de quien esto escribe, y sin dibujar un horizonte apocalíptico, habría que fijarse más en la decisión, publicada hace unas horas por este periódico, de Citroën-PSA de centralizar en Portugal sus servicios de contabilidad para el sur de Europa y África.

O sea, que si hay sentidiño, alguien -Rajoy, Feijóo y todos los demás gallegos/as- debería sumar dos y dos, ver el riesgo final y ponerse las pilas para defender el interés general movilizando a la sociedad entera.

O no...?

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