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Los vigueses cantan en Roma

Andarán emocionados, nerviosos, contentos. Se habrán puestos sus mejores galas. Hoy es un día especial para al menos 150 vigueses,la mayor parte desplazados en avión a Roma el lunes. Lo es en parte por su fe en Dios unos,por su fe en el canto todos.Y es que tras meses de ensayos, el coro formado por alumnos, profesores y padres de las tres instituciones (Acacias, Montecastelo y Conservatorio Mayeusis), con Isidro Betancourt mandando, tendrán de mañana una recepción oficial en la Plaza de San Pedro, donde cantarán al Papa una obra argentina con textos de Jorge Luis Borges y música de Astor Piazzola. Pero es que esa misma tarde cantarán en la misa que se celebrará en la majestuosa Basílica de San Pedro. Me los imagino cantando en medio de aquel majestuoso espacio el "Canticorum Jubilo" de Haendel o el "Ave María" de Caccini.

Un museo del ping pong

Salía uno de la Casa del Libro, tras un maravilloso paseo entre obras cada vez más seductoras, cuando me encontré al historiador vigués José Ramón Cabanelas, autor entre otros de Vía Vigo,El Cable Ingles.Cable Alemán, un magnífico y exhaustivo estudio. Me confesó que estaba a punto de acabar un artículo para este periódico sobre el espionaje alemán en Vigo durante la guerra, con algún documento inédito. Cabanelas es hijo de Alfonso Cabanelas, un vigués que fue uno de los mejores jugadores que había en España en la década de los 50, y yo lo recuerdo bien porque fue mi primer maestro en ese deporte años después. Pero algo que no se sabe es que en su casa tiene según me dice su hijo uno de los mejores museos de pingpong de España (espero que no le traicione el amor filial). En él figuran trofeos históricos de los primeros campeonatos gallegos, así como trofeos nacionales que ganó él, los primeros juegos de Ping-Pong de 1901 con los que los ingleses jugaban y que en Vigo introdujeron los oficiales del Cable Inglés.

Una oscura propuesta

Hace días que tengo en cartera hablaros de un local que reinaugura mañana en el barrio viejo como vinoteca, sin haber cerrado sus puertas: el Deana. Ahí un Jesús puso al timón a otro, Jesús Fernández (¿os acordáis del "Segoviano"?). Si te sientas delante, ves la gente que pasa por la calle Elduayen, frente a la hermosa escalinata que sube a la Herrería. Si te sientas detrás en su entreplanta, ves tejados, la luz del mar al fondo, el movimiento interior del barrio, de la calle Méndez Núñez... Vinos conocidos y una carta que quiere ser corta y tradicional, basada en raciones y tostas, con la experta cocina de la salmantina Belén Vicente. El Casco Vello explota de propuestas.

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