Con la muerte de Fidel Castro se clausura la nómina de los estadistas del siglo XX. Sobreviviente a once presidentes norteamericanos y a cinco papas, Castro ha sido el gobernante de mayor permanencia en el poder de los tiempos modernos. Es hora de preguntarnos por su legado.

Una mirada serena a sus casi seis décadas de su mandato personalista y onmímodo nos permite apreciar sucesivos y diversos periodos durante los cuales se condujo con su excepcional sentido de la estrategia. Como todo hombre de Estado, unas veces para acertar, otras para sorpresivos desaciertos. Estos son algunos.

El triunfante joven guerrillero de 1959 inicia en el país una revolución nacionalista de carácter reformista que pronto tomará un carácter radical, hasta que, movido por la difícil confrontación con Estados Unidos, inclina su dirección hacia el socialismo y a estrechar vínculos con la Unión Soviética urgido por encontrar apoyo político, comercial y militar.

Mientras, Castro alienta el desarrollo de un gran plan de educación, la salud pública y el deporte a lo largo de toda la isla. Fin del analfabetismo y universalización del sistema sanitario, al tiempo que aumentan los mecanismos de control de los desafectos y el Ministerio de Interior siembra un generalizado sistema de sospechas incluso entre los revolucionarios que podrían no serlo del todo.

La voluntad de expandir y alentar el movimiento guerrillero en Hispanoamérica conduce a Castro a su enfrentamiento con el Kremlin, entonces defensor de la "detente", que considera la política guerrillera en el continente como un peligro para la acción de los partidos comunistas en la región. El líder cubano deberá rebajar el perfil de su intermediación con los movimientos guerrilleros, algo que conducirá a la muerte de cientos de jóvenes ilusionados por el ejemplo cubano de la Sierra Maestra y, a medio plazo, al fin de las guerrillas hispanoamericanas.

Fracasados los objetivos de alcanzar una producción azucarera de diez millones de toneladas en 1970, el país se hunde en la ruina. Su única salida será estrechar los lazos con la Unión Soviética, que ahora le exige un mayor control de la economía para recibir el necesario petróleo, el fin de las políticas aventureras y una necesaria institucionalización. Castro, deudor de Moscú, dará su visto bueno a la entrada de los tanques soviéticos en Praga.

Si bien Castro arrastra el estigma de haber estado a punto de desatar un desastre mundial durante la crisis de los cohetes, el papel de Cuba crece en el ámbito internacional. Su energía carismática desborda la geografía cubana y su liderazgo se convierte en un referente de los países del Tercer Mundo. No hay que olvidar sus intervenciones en Angola y Etiopía.

Con la caída del bloque socialista, entre 1992 y 2006 la isla entra en lo que se llama "el Periodo Especial". Su dependencia de la Unión Soviética le era fundamental. La política postsoviética regresó del voluntarismo ciego a la realidad y dio lugar a una etapa de excepcionales carencias, que aumentará la represión sobre cualquier tipo de desafección. Las cárceles se llenan de periodistas independientes, activistas pro derechos humanos, voceros de la sociedad civil y de alentadores de tímidos partidos políticos no autorizados.

Todavía la llegada al poder en Venezuela de Hugo Chávez a finales de los noventa sostuvo el protagonismo de Fidel Castro: había encontrado un nuevo suministrador de petróleo y dócil seguidor de su estrategia antinorteamericana. Pero su progresiva decadencia física lo forzó a entregar el poder a su hermano Raúl. Pero eso es otra historia.

Yo tuve el privilegio de conocerlo cuando aún conservaba su legendaria energía durante su viaje a Galicia en 1991. Confieso que me impresionó su personalidad y el amable trato que tuvo conmigo. Manuel Fraga, en el Hostal de los Reyes Católicos, me lo presenta y aún recuerdo su entusiasmo por mi apellido Magallanes a quién llamó el héroe de los mares y me aconsejó que utilizase mi apellido en portugués original al tiempo que me habló de la abundante bibliografía sobre Magallanes.

Hoy despedimos la sombra del que fue, vencido por la decadencia física y por la historia. Descanse en paz.