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arte

La pintura de Xaime Quessada en Ferrol

La Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Ferrol, con la colaboración de la Fundación Xaime Quesada y la Asociación Cultural Fuco Buxán presentan una gran exposición de la obra pictórica de Xaime Quessada que se enmarca dentro de las actividades que se vienen desarrollando en la ciudad departamental en torno a la figura artística del pintor ourensano.

Ferrol era la única de las grandes ciudades gallegas en la que nunca se había presentado una exposición de su obra y eso a pesar de la especial relación que el pintor mantuvo con la ciudad, tal como muestran algunas obras que testimonian los dramáticos acontecimientos sucedidos en torno al 10 de marzo de 1972 o los dos impresionantes murales que actualmente se pueden ver en el Auditorio de la ciudad. Es ahora cuando la iniciativa de la Concejalía de Cultura permite acoger en las salas del Centro Cultural Torrente Ballester una muestra "antológica" como un homenaje a la memoria artística del histórico pintor, que viene a subsanar una deuda social con un artista que, en momentos importantes de la historia de la ciudad, estuvo solidariamente al lado de los trabajadores que luchaban por sus derechos durante la dictadura franquista.

Fue Quessada un pintor premiado por la crítica en España que agitó con su obra y sus iniciativas el escenario artístico de Galicia impulsando grupos como "O Volter" y "Sete Artistas Galegos" para contribuir a la renovación del arte gallego e incorporarlo a las corrientes estéticas que predominaban en Europa. Su pintura mereció la atención y el reconocimiento de historiadores, críticos de arte e intelectuales que se acercaron a analizarla y durante cinco décadas protagonizaría numerosas exposiciones en España y en los principales países europeos y americanos. Durante cincuenta años transitó por todos los caminos del mundo de la pintura y en ese tiempo dejó suficientes muestras de la diversidad estética de una obra que abarca desde la abstracción y el informalismo a todos los territorios del universo figurativo, el postcubismo, la nueva figuración o neoexpresionismo, el surrealismo, el pop art y el realismo mágico. Es reconocida su capacidad técnica y su forma de trabajar la materia sobre el lienzo, la complejidad compositiva de sus cuadros, su sentido cromático y la utilización de un universo iconográfico propio que nos permiten identificar siempre una obra como suya por lo que podemos hablar de un estilo propiamente quessadiano. Hoy sus cuadros forman parte de las colecciones de importantes museos e instituciones privadas y públicas.

Ahora, cuando va a cumplirse casi una década de su desaparición, es un buen momento para acercarse de nuevo a la pintura de Quessada y recordar su diversa y compleja personalidad artística. Los diferentes espacios del Centro Cultural Torrente Ballester nos ofrecen una selección significativa de aquella parte de su trabajo pictórico que nos permite recuperar la memoria de su compromiso social con los derechos humanos y su constante preocupación por testimoniar su tiempo histórico. Óleos, técnicas mixtas, dibujos, grabados o carteles que podremos contemplar gracias a la desinteresada colaboración de algunas instituciones que han cedido para esta muestra como la Colección de Arte de Afundación, el Parlamento de Galicia, el Museo de Ourense, la Fundación 10 de Marzo o la Universidad de Santiago.

La muestra abarca desde obras de sus primeras décadas de actividad artística con óleos de gran formato como "El dictador" (1962), obra de raíz expresionista, en la que el predominio de los tonos grises, entreverados por leves manchas rojizas contribuyen a mostrar la dominación que sufren los seres humanos bajo la mirada del dictador presente en el cuadro. También podemos ver obras de los primeros setenta identificadas con la corriente neo figurativa que nos sitúan en un tiempo histórico de gran compromiso político del pintor como "Chile, Chile" (1974), memoria del golpe de estado de Pinochet o la histórica "Morte nas Pías" (1973) que nos recuerda los acontecimientos que convulsionaron la vida de Ferrol y Galicia en marzo de 1972 y la violencia represiva sufrida por los trabajadores ferrolanos

En un segundo bloque de pinturas se muestran algunos de los títulos de la Serie Negra, que como "Auschwitz" o "Treblinka" dan testimonio de los campos de concentración nazis; del horror de la guerra en "La madre" o de sus alegatos contra la pena de muerte como "Al alba", "El garrote" y sin olvidar la referencia a la represión franquista en "A Julián Grimau", "Réquiem en el penal de Burgos", "Carabanchel" o "El TOP" (Tribunal de Orden Público). De esta etapa son los posters clandestinos para CC OO y el PCG, en recuerdo de Amador y Daniel, la reivindicación de la autonomía para Galicia o la amnistía. Y con ellos algunos dibujos y grabados realizados al aguafuerte de la serie "Imaxe surreal de Galicia", como los dedicados a la memoria de los citados acontecimientos del 10 de marzo y a la memoria de Amador y Daniel, los dos trabajadores del astillero de Bazán muertos aquel día.

La última parte de la exposición recoge algunas de las últimas pinturas en las que Quessada volvía a plasmar el horror de la guerra y sus secuelas de destrucción y desolación. Cuadros como "El perro azul" (1994-1997), síntesis plástica de su pensamiento o las que conforman la "Serie Amarilla" en las que el predominio de los tonos pastel no termina de ocultar la cruel realidad que sufre el tercer mundo. Títulos como "Los niños de Brasil", "Etiopía", "Limpieza étnica", "Maldito Videla", "Un mundo feliz", "De Ruanda a Timor" o "Réquiem por Irak" ilustran la intencionalidad última del pintor. Finalmente está presente en la muerta la serie "Daños colaterales", cuadros de gran impacto cromático con el que el pintor trataba de convulsionar nuestra conciencia con el recuerdo de Guantánamo, el fundamentalismo islámico o los bombardeos indiscriminados en Irak.

En definitiva, estamos ante una exposición necesaria y adecuada a los tiempos de zozobra social y política en que nos encontramos, cuando todas las obsesiones éticas de Quessada parecen resurgir con fuerza y que actualizan las palabras de Manuel Vázquez Montalbán:"Recuperar al Quessada que ha dedicado parte de su pintura a la transmisión de inquietudes sociales, pulsiones democráticas y conciencia crítica de la realidad, me parece oportunísimo porque vivimos malos tiempos para la lírica, para la épica y también para el pobre Prometeo, aquel dios menor que consiguió quitarle a los dioses el lenguaje para dárselo a los hombres".

(*) Historiador y comisario de la exposición

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