Contar historias interesantes y hacerlas accesibles a los lectores. El dogma del viejo periodismo es el mismo que el del moderno 'digital media'. Nada nuevo bajo el sol en medio de unos continuos cambios tecnológicos que a menudo nos dejan mirando obnubilados a las pantallas sin dejarnos ver el mensaje que llevan.
No hay nada como anunciar una revolución o un cambio de paradigma para que te presten atención y te den un púlpito desde el que hablar. Las últimas dos décadas han estado dominadas por los gurús del mundo digital. Lo analógico, lo tridimensional, lo que se puede tocar con las manos era lo antiguo, lo destinado a desaparecer, lo ya muerto. El verdadero mundo real era el que aparece en nuestros ordenadores o teléfonos móviles. El paraíso ya no era divino, ni siquiera del proletariado, sino virtual y digital.
Lo mismo pasaba con el periodismo. Los teóricos llenaron horas de charlas sobre el nuevo periodismo digital que iba a acabar con el viejo mundo que tan bien retrata Billy Wilder en "Primera plana". La presión de los ideólogos de la revolución tecnológica llegó a ser tan grande que muchos profesionales lo creyeron a pies juntillas. Los nuevos líderes del periodismo digital han interiorizado tanto el mensaje que hablan en un idioma propio que el resto de los humanos apenas llega a entender.
Pero nada hay más frustrante que la realidad para estas ideologías que anuncian un futuro inmensamente feliz. Al final el nuevo periodismo digital sigue los mismos mandamientos que el de toda la vida. Eso sí, adaptado a la tecnología actual. Lo que, por otra parte, siempre se hizo. Al menos eso se deduce de las claves del periodismo digital que acaba de ofrecer Ryan Kellett, director de desarrollo de audiencia de "The Washington Post", el prestigioso diario estadounidense que en los años setenta tumbó al presidente Nixon.
"The Washington Post" vive una pequeña época dorada desde su adquisición en 2013 por Jeff Bezos, el todopoderoso fundador de Amazon, el popular almacén global. Por eso es especialmente interesante conocer lo que piensa Kellett sobre cómo están conquistando el mercado en Estados Unidos. Los dos mandamientos básicos para el director de desarrollo de audiencia del "Post" son el periodismo de buena calidad con grandes reportajes y dar al usuario una experiencia excelente. Lo mismo que buscan los periódicos desde su origen: dar un contenido que atrape al lector y ofrecérselo de forma atractiva. En el papel con la mejor calidad de impresión posible y en la web aprovechando las posibilidades tecnológicas para que los lectores esperen la menor cantidad de tiempo para acceder a las noticias desde cualquier plataforma. En ambos casos, con un diseño atractivo.
A la pregunta de cómo pudieron ganar en audiencia a "The New York Times", Kellett asegura que "una de las claves es no quedarse esperando a que el lector venga a nosotros, sino ir a buscarlo". Precisamente el mensaje que generación tras generación reciben los nuevos periodistas al llegar a una redacción, o al menos los que caen en brazos de un buen redactor jefe dispuesto a enseñarles el oficio.
El resto de consejos que ofreció Kellett en el Digital Media Latam celebrado en Argentina la semana pasada no dejan de ser desarrollos de estos principios básicos. Así, habla de hacer un fuerte trabajo en las redes sociales para llegar a los lectores, y análisis de audiencias para ver cómo llegan los lectores a las noticias. Igual que los departamentos de distribución de los periódicos de papel cuidan sus redes para estar en el kiosco a la hora correcta y conocen los días de la semana en los que se venden más ejemplares en cada zona.
También recomienda emplear a nativos digitales, de la misma manera que antes se procuraba que los redactores supiesen usar una máquina de escribir y después un ordenador. Finalmente aconseja dar más impulso a los vídeos en línea y pensar seriamente en la realidad virtual. Es decir, aprovechar la tecnología existente en cada momento para ofrecer al lector la mejor experiencia posible cuando se informa. El viejo periodismo de toda la vida adaptado a la realidad de cada época. La radio y la televisión también cambiaron el periodismo. Pero su esencia sigue igual. Contar buenas historias y hacerlas accesibles a los lectores por cualquier formato posible.
