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la mirada

Buenos propósitos

Núñez Feijóo desvelará hoy el equipo que le acompañará en su tercer mandato

En precampaña. Alberto Núñez Feijóo, investido ayer presidente de la Xunta, desvelará hoy el equipo que le acompañará en su tercer mandato. El mutismo en torno a la composición del nuevo Gobierno es absoluta. En el PPdeG no preven grandes cambios, incluso alguno no descarta un Ejecutivo sin novedades, y se agarran a las declaraciones de su líder, defendiendo que la remodelación la hizo en 2015 tras el retroceso electoral en las municipales. Impulsó una crisis de gobierno para blindar la mayoría absoluta, introdujo los cambios a tiempo, y no se va a enmendar ahora a sí mismo cesando a los conselleiros más novatos. En consecuencia, en las filas populares, la mirada está puesta en dos veteranas del Gobierno: Beatriz Mato y Rosa Quintana, quienes tendrían más posibilidad de caer de la lista. El grado de renovación que Feijóo quiera imprimir a su nuevo Ejecutivo es una de las incógnitas a resolver hoy, pero no la más importante. ¿Dará pistas con el diseño de su Gabinete sobre quien puede ser su sucesor? No, contestan en el PPdeG. No quiere abrir el debate de la sucesión hasta mediada la legislatura. Quiere a los suyos, en este tercer mandato centrados en la recuperación económica, no en dimes y diretes sobre su relevo. ¿Limitará como hasta ahora o ampliará la lista de conselleiros que no habrán de renunciar al escaño para entrar en el Consello de la Xunta, para así evitar las especulaciones sobre su reemplazo? Y, por último ¿habrá un conselleiro de Vigo? Aunque Feijóo defiende que no decide su Ejecutivo en función de cuotas territoriales, la primera ciudad de Galicia siempre tuvo con Feijóo un conselleiro, hasta que en 2015 colocó a Elena Múñoz como candidata a la Alcaldía.

¿Acuerdos? Feijóo no necesita a la oposición. Cuenta con una amplia mayoría absoluta _41 de los 75 escaños de la Cámara autonómica_ para sacar adelante presupuestos y cuántas leyes quiera, sin embargo el líder del PPdeG el martes y el jueves dedicó en el debate de investidura un especial esfuerzo a tender puentes con la minoría. ¿Por qué? Porque el apoyo que no precisa en O Hórreo le puede venir bien en Madrid, si vienen mal dadas con la financiación autonómica, cuestión de envergadura que corre el riesgo de ser de nuevo aparcada porque el consenso, con la amenaza soberanista de Cataluña, parece imposible. Un frente de todas las fuerzas de la comunidad para exigir un trajo justo para Galicia tiene más empuje que un partido en solitario, por mucho que éste detente el poder, y además con mayoría absoluta. A Feijóo le interesa sobre todo el PSdeG. "Ahí necesitamos especialmente al PSOE porque ellos tienen mucho que decir, tanto sus presidentes autonómicos como el grupo parlamentario en Madrid", admitió Feijóo, en alusión a Asturias, Aragón, Baleares, Extremadura, Castilla La Mancha, Valencia y Andalucía, siete comunidades gobernadas por el PSOE, y a los 85 escaños de los socialistas, cuyos votos son clave para la gobernabilidad del país. ¿Además para qué aplicar el rodillo parlamentario si puede sacar adelante proyectos con el respaldo de otras fuerzas y así lustrar su pátina de político dialogante en un momento en el que acuerdo en España ya no es opcional, como es su caso, sino obligación? Hay una tercera buena razón para tender puentes. Feijóo al iniciar la labor de aproximación al bando de la oposición, siembra la división entre los enemigos: El PSdeG para diferenciarse de En Marea y marcar su perfil se acerca peligrosamente al PPdeG, En Marea aprovecha para intentar erigirse en alternativa, pero con el riesgo de radicalizarse, y el BNG es el tercero en discordia, que piensa tiene una oportunidad si los otros yerran en sus estrategias. ¿Será está la legislatura de los acuerdos? Lo dudo, pero quedan cuatro años por delante. La legislatura acaba de arrancar y como todos los unos de enero, repleta de buenos propósitos.

En precampaña. Feijóo eligió rival en el debate de investidura, En Marea, y marcó objetivo: recuperar las alcaldías de A Coruña, Santiago y Ferrol. El líder del PPdeG ya piensa en la nueva contienda electoral, prevista para dentro de dos años y medio, y quiere quitarse la espinita de perder las tres ciudades de la provincia coruñesa a manos de unos cuasi desconocidos y novatos en las lides políticas, los alcaldes de las mareas. En el cuerpo a cuerpo con Luís Villares, hubo momentos en que Feijóo parecía no estar viendo al portavoz de la segunda fuerza con más votos en Galicia. Como si en el saco de boxeo, los rostros impresos y a quienes iban dirigidos los golpes fueran los de Xulio Ferreiro, Martiño Noriega y Jorge Suárez, quienes curiosamente el jueves no acudieron a respaldar a Villares en su estreno parlamentario. Ferreiro, Noriega y Suárez se juegan con su gestión no solo su futuro político, si no también el calado de un proyecto rupturista, de confuencia de fuerzas alternativas de izquierda con aspiración de superar al PSOE y llegar a la Xunta. Los tres pilotan el buque insignia de En Marea, si embarrancan, el proyecto autonómico puede ir a pique, y eso lo sabe muy bien Feijóo, que ataca a los regidores de la confuencia para intentar herir de muerte a En Marea.

Abrazo del oso. Feijóo fue a por los alcaldes de En Marea y elogió con descaro a Xoaquín Fernández Leiceaga, al que presentó como "el diputado que más sabe de financiación autonómica" de toda la Cámara y con el discurso económico "más sólido y acertado" de la oposición. Y Leiceaga, que vio venir el abrazo del oso, no pudo por más que replicar "hay amores que matan". Leiceaga, con contrato temporal de portavoz parlamentario del PSdeG, mirando de reojo que futuro le marcan desde Ferraz, se sintió más querido en las filas populares que dentro de su partido.

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