Álvaro Nadal se ha sentado en la "silla eléctrica" y no parece el más preocupado. Las grandes compañías energéticas y de telecomunicaciones sintieron un calambrazo cuando Rajoy anunció que su Rasputín económico sería el nuevo ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital. En su toma de posesión fue tan llamativa la ausencia de su hermano gemelo Alberto, hasta entonces secretario de Estado de Energía, como la de dirigentes de las eléctricas y las telecos que cotizan en el selectivo Ibex-35, que ven a Nadal como un tipo incómodo.

Algunos analistas ya han interpretado su nombramiento como un ajuste de cuentas de Rajoy con los grandes grupos empresariales del Ibex por haber promovido en los últimos tiempos a Ciudadanos frente al Partido Popular e incluso amparando maniobras políticas contra su poder personal. Ahora Rajoy pasa factura a los que le pedían que se echara a un lado.

Cuando a Álvaro Nadal se le preguntaba si aspiraba a ser ministro respondía que era "imposible encontrar un mejor puesto" que el que tenía al frente de la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno. Eso sí, siempre añadía la coletilla de que iría donde le manden.

Rajoy le ha mandado a la "silla eléctrica", a regular con mano dura los sectores energéticos y de las telecomunicaciones, en los que siempre saltan chispas. En esos sectores, y sobre todo en el del kilovatio, reconocen que con Zapatero vivían mejor, que era más sensible que Rajoy a la hora de plasmar en el BOE sus reclamaciones. Y ahora, por si fuera poco, llega Nadal.

El nuevo ministro está obsesionado con mejorar la competitividad de la economía española para que las empresas sigan aumentando las exportaciones. "España es una gran devoradora de importaciones y si no se es suficientemente competitivo se crea un agujero que sólo se cubre con deuda. Se genera una bola de endeudamiento que tarde o temprano acaba en crisis", advirtió Nadal hace casi un año en uno de sus últimos encuentros con empresarios. En su opinión la mejora de la competitividad pasa por abaratar costes como el de la energía o las telecomunicaciones, para lo que hay que reducir el poder de los oligopolios de esos sectores. Su respaldo desde Moncloa fue total a las medidas impulsadas por su hermano gemelo para reducir el déficit eléctrico recortando subvenciones a las renovables o al carbón, o para limitar la influencia de Repsol en las gasolineras.

En sus intervenciones públicas Nadal repite, como un mantra, la necesidad de "eliminar los chollos" de la economía española y eso no parece gustarle a las grandes empresas que más se han beneficiado de ellos en forma de subvenciones encubiertas. El nuevo ministro, que de joven practicaba esgrima, tiene un duro combate por delante como primer espada.