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La semana de A Ferrería

La variante de Marín y el Corredor

La variante de Marín o el vial de O Salnés sin desdoblar que va de Sanxenxo a O Grove son dos infraestructuras proyectadas en su día para descongestionar el tráfico de estas villas turísticas. Sin embargo, desde el principio de su entrada en funcionamiento se han encontrado con un elevado índice de siniestralidad que obliga a su desdoblamiento, como está sucediendo con el Corredor de O Morrazo o como antes ocurrió en la del Barbanza y como se hará en la del Salnés.

Las numerosas víctimas mortales han obligado a la Xunta a iniciar estos días los trabajos de desdoblamiento del Corredor, una obra que para muchas víctimas llega demasiado tarde.

En la variante de Marín (VG-4.4) se han comenzado a tomar medidas para poner freno a los escalofriantes datos en cuando a accidentes de tráfico desde su inauguración en julio de 2012 en sus trece kilómetros de trazado sinuoso. Estas medidas van desde el asfaltado con pavimento antideslizante de diversos tramos hasta la señalización específica y el control de radar para obligar al conductor a reducir la velocidad.

Los elevados niveles de siniestralidad han convertido a este vial en un tramo "Invive", que lo incluye entre los 300 más peligrosos de la red estatal. Curiosamente, solo hay dos más en la provincia, el corredor de O Morrazo que se está desdoblando y el tramo pendiente de la autovía de O Salnés, que ahora la Xunta intenta desbloquear. Cuando estas dos obras estén hechas, solo quedará la variante de Marín como única carretera convencional de la provincia con esa señalización de color naranja que alerta de su peligrosidad.

Como ocurre ahora con la VG-4.4 y antes de los desdoblamientos en autovía de O Barbanza y O Salnés, también se adoptaron en estas dos infraestructuras medidas preventivas que no impidieron que cada cierto tiempo se produjeran nuevas tragedias obligando a dotar de doble carril en cada sentido a ambos viales. Con estos desdoblamientos se han salvado muchas vidas, ahí están las estadísticas en el Barbanza o el Salnés, prácticamente desde entonces sin víctimas mortales. Lo que se ha doblado en ambas infraestructuras ha sido su coste económico por una mala planificación de la Adminisración competente, en todos estos casos la Xunta de Galicia.

Otro tanto pasará algún día con la variante de Marín, pero por desgracia, las autoridades esperarán a que se produzcan algunos accidentes mortales más, todavía no deben de ser suficientes los ya registrados en esta carretera, cuya planificación ha sido un tormento desde que se proyectase en la década de los 90, en pleno auge de las mal llamadas vías rápidas, y tras once años de obras para tan solo 13 kilómetros.

Lo lógico sería proyectar en su día la unión de la variante de Marín con el Corredor do Morrazo. Algún día tendrá que hacerse para aliviar el tráfico por la costa y sobre todo, porque este vial tiene que ser el principal eje de conexión entre la capital y la comarca de O Morrazo. Pero, al parecer, llegar a una conclusión lógica necesita su tiempo. Toca esperar y también rezar.

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