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Solo es el comienzo

La tarea de Javier Fernández no es de días, es de meses

Prueba superada. El líder de los socialistas asturianos y ahora, además, presidente de la comisión gestora que dirige los destinos del PSOE, Javier Fernández, salió ayer indemne de su primera gran prueba de fuego al frente (aunque sea interinamente) del principal partido de la oposición en España. No solo consiguió aplacar los ánimos en la organización, evitando que el comité federal volviese a dar la nefasta imagen de hace tres semanas (ni nada similar), sino que incluso logró persuadir a alguno de los miembros del máximo órgano de decisión socialista entre congresos, que entonces había votado a favor de las tesis de Pedro Sánchez, para que en esta ocasión respaldase las de la gestora, es decir, para que apoyase la abstención en la sesión de investidura de Mariano Rajoy.

Pero Javier Fernández y la comisión gestora no han ganado nada. Al igual que el PSOE en su conjunto. Lo único que han conseguido es dar un paso al frente para intentar encontrar una solución a la grave crisis interna que atraviesan. El propio Fernández lo viene diciendo desde hace meses: cualquiera de las dos soluciones que se barajaban, o abstención o nuevas elecciones, iba a ser negativa para el partido, aunque, siempre dentro de lo malo, se decantara por la primera opción.

El comité federal del PSOE discurrió por cauces más o menos normales. Pero el partido, tal como quedó patente en la reunión, está roto. Y coserlo no va a ser fácil, ni va ser cosa de un día. Más después de ver la respuesta de ayer mismo de Pedro Sánchez, todo menos conciliadora, aunque probablemente, y por supuesto sin darse cuenta de ello, el anterior secretario general socialista, con este tipo de actitudes, se aleje de una parte del partido que hasta ahora le veía con buenos ojos.

A Javier Fernández le esperan unos próximos días frenéticos. El objetivo, lograr que el mayor número de diputados respete la disciplina de voto. Y va a seguir así mucho tiempo. Porque la preparación del congreso del PSOE que deberá elegir al nuevo secretario general -el siguiente gran reto que le espera en la política nacional- no va a ser cuestión de semanas. Pero es que, además, lo sucedido ayer en Madrid no le facilita mucho las cosas que digamos en su labor como presidente del Gobierno del Principado. Al menos, en sus relaciones con la izquierda.

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