Ni Galicia ni España han fijado sus respectivas estrategias marítimas. Solo Asturias, en todo el Estado español, dispone de ella".

Lo dijo el expresidente de la Xunta, Fernando González Laxe, en la jornada celebrada el viernes en la Domus, que organizó Ecologistas en Acción con el objetivo de tratar sobre los puntos clave de la PPC para acabar con la sobrepesca.

Desde el año 1982, España no ha modificado sus planteamientos en relación a la pesca, cuando lo normal hubiera sido que los gobiernos los revisaran para, al igual que la mayoría de los miembros de la UE, establecer nuevos objetivos o modos para lograrlos. Pero se ve que es más cómodo dejarse llevar, a la espera de que suene la gaita.

Y menos mal que, en el caso de España, la actividad marítimo-pesquera significa cerca del 12% de su PIB: "Si le quitáramos a España la vía marítima y la dejásemos con el transporte aéreo y el terrestre, se quedaría sin bienes". Son también palabras de González Laxe, que sirven para destacar la importancia que la mar tiene para un país que sigue obstinado en dar la espalda a los más de 7.900 kilómetros de costa que lo perfilan en el mar y que hacen del transporte marítimo y la pesca una de sus más importantes fuentes de riqueza.

Ante las palabras de González Laxe, uno se pregunta qué es lo que hace falta para que la España marinera se de cuenta de la importancia que tiene en el contexto comunitario e internacional. ¿Lo ignoramos o, de verdad, no nos enteramos de que el mar es algo más que un semoviente?

Creo que González Laxe está desencantado. Creo, no lo afirmo. Y, de ser así, a uno no le extraña. Porque la mar, lector amigo, está llena de mentiras y aproximaciones a la realidad. Esta es una para los ecologistas. Es otra para los armadores. Una muy distinta para los lobbies. Otra más distinta aún para los políticos que todo lo fían a sus partidos y, desde luego, otra -que se encuentra al cabo de la calle- para quienes viven de ella y se esfuerzan por sacar un rendimiento que no siempre logran. Y también están los científicos, que engañan al sector para decir que el reclutamiento de juveniles no es el esperado, pero en petit comité reconocen que no siempre disponen de los datos necesarios para realizar una medición lo más aproximada posible del estado real del stock.

Un cúmulo de mentiras, mire usted. En la pesca, miente todo el mundo. Así nos va.