Quizá este escrito no tenga relevancia. Quizá solo sean desvaríos de una madre preocupada por el bienestar de sus descendientes. Pero lo mejor es explicarme para que saquen sus conclusiones. Vivo en un pequeño concello. Mis hijos acuden diariamente a un colegio público, Julia Becerra Malvar. Hace unos días un autobús estuvo a punto de arrollarnos cuando nos dirigíamos a la entrada del centro. El colegio lleva cerca de 50 años en pie, se fue parcheando y ampliando según los niños aumentaban. La entrada era una calle pública por donde pasaban coches y vecinos. Posteriormente Educación cedió unas casas de profesores al Ayuntamiento para crear lo que actualmente es la guardería. A mayores se creó un pabellón y un campo de futbol. El recinto quedó casi cerrado, salvo la parte que da a la calle principal. Ahí los autobuses entran para dejar a los niños y dan vuelta en ese pequeño recinto por lo que sorteamos cada día los vehículos para que puedan ejercer su derecho a la educación. Después de vivir esta circunstancia me dirigí al colegio y mediante un escrito lo puse en conocimiento de Inspección. Escribí una mail solicitando una cita con el Delegado Territorial para transmitirle mi angustia por lo ocurrido. La inspectora contestó al mail, diciendo que lo había puesto en conocimiento de Transporte para que se dirigiera a la empresa que lleva los autobuses. Simple y escueto. Un trato descortés que me evidencia lo que ya sabía. El poco interés de la Administración por la seguridad y bienestar de nuestros hijos. La pregunta es ¿es este el reflejo de la sociedad en la que vivimos?¿Es incoherente pedir que los niños puedan entrar de una manera segura?¿Le importa a alguien?. Un hecho que debería escandalizar a educadores y administración solo lo hace a los primeros. Señores políticos, aparte de la corrupción, ansia de poder y gobierno, ¿os importa en alguna medida el futuro de nuestro país que son nuestros niños? . Quizá es un sueño o una utopía pedir que los centros educativos cumplan con medidas de seguridad y bienestar para unos niños que se están formando. Mañana serán ellos los que curen nuestras heridas, los que eduquen y los que dirijan el país. Serán los que gobernaran el día de mañana sus vidas y depende de cómo los eduquemos y lo que los protejamos, crearan un futuro para nosotros.