? o cola de león", depende de cual sea la elección. Así terminaba mi reflexión cuando a principios de junio del pasado año dos significados simpatizantes de SAL recabaron mi parecer al respecto de las conversaciones que por aquel entonces estaban llevando a cabo los grupos políticos surgidos de las urnas tras las municipales.

Cinco días después de aquella breve charla se hizo público el pacto del cuatripartito, lo que, en relación con mi reflexión de días atrás, equivalía a que SAL había decidido elegir ser cabeza de ratón. Y, consecuencia de aquella elección, reflexiono ahora públicamente, ha llegado la actual situación?

A lo largo de estos meses, cuando algún vecino lector de mis artículos me preguntaba porque últimamente no publicaba ningún otro, le respondía que mi visión del devenir de la política local ya estaba recogido en estos tres: "El pacto no pita" (julio del pasado año), "Non pita nada" (diciembre) y "El pacto no pitaba" (abril de este año). Era cuestión de esperar?

En ese último artículo decía, hace ya cinco meses, que ver como desde el recompuesto gobierno local se hablaba de tranquilidad y estabilidad, cuando se acababa de quedar en minoría, y de contar con capacidad suficiente para gobernar, cuando se acababa de demostrar que no se era capaz de hacerlo ni con mayoría absoluta, sonaba a intención de aferrarse al sillón fuese como fuese.

Que, dejar entrever que el entonces dimitido concejal iba a apoyar desde la oposición lo que no apoyaba desde el gobierno, o que, a partir de entonces, desde la lejanía, se iban a entender en lo que no se entendían cuando estaban juntos, era no querer asumir que el agua y el aceite, por mucho que se intentase, nunca se llegarían a juntar. Decía también, que no admitir la realidad podría servir para seguir ostentando un gobierno municipal que ya no dependía de sí mismo, pero que no se vislumbraba en el horizonte que eso fuese a servir para la gobernanza. Que el tiempo, una vez más, ya diría?

Pues bien, este pasado lunes, el tiempo ha hablado una vez más, y todo apunta a que la gobernanza de Sanxenxo va a seguir deteriorándose más y más cada día. La incapacidad del ahora tripartito en la gestión de los asuntos municipales es cada vez más evidente y preocupante. Este verano así se puso claramente de manifiesto.