"Morir es retirarse, hacerse a un lado, ocultarse un momento, estarse quieto, pasar el aire de una orilla a nada y estar en todas partes en secreto" así comienza un precioso poema de Jaime Sabines que prepara el terreno para una pregunta que a menudo me formulo: ¿Cómo se retira un genio? No sabemos nada más allá de la fecha de su muerte pero cuesta creer que desaparezcan del todo, que la muerte suponga el punto y final definitivo sin albergar al menos un resquicio de existencia. El universo no cometería la torpeza de olvidarse por completo de ellos. Quizás, como sugieren los versos iniciales, al morir simplemente se hagan a un lado, se retiren a un segundo plano donde continuar existiendo, siendo, aunque sea de forma discreta. Si lo piensan bien, hay indicios a nuestro alrededor que sustentan esta hipótesis e invitan a pensar que efectivamente algunos genios gozan de un retiro, cuando menos, activo. Consideren por ejemplo esas curiosas escenas que a menudo se proyectan en el cielo, como algunas puestas de sol en las que el astro rey se despide elegante entre nubes de colores imposibles, esas que a menudo nos gusta disfrutar en compañía y que lamentamos no poder retener durante más tiempo. Escenas como la descrita no parecen ser fruto del azar. Cualquiera diría que han sido diseñadas por el mismísimo Dalí y puede que la idea no sea tan descabellada. Es posible que, después de años lejos del mundo terrenal, el genio de Figueras haya aprendido a utilizar el cielo como lienzo y a valerse de las nubes y el sol como sustitutos de la pintura. Quizás se ayude también del viento, manejándolo cual pincel para disponer estos elementos a su gusto sobre el cielo/lienzo.

Puede que, allá donde esté, el irreverente Dalí coincida de cuando en vez con otro genio retirado, Nelson Mandela, una figura irrepetible que fue capaz de cambiar el rumbo de un país y el futuro de varias generaciones. Nelson se expresaba de un modo diferente, menos artístico pero igualmente brillante. Él hablaba con su comportamiento, con sus acciones, y todas ellas tenían un elemento común que las convertía en únicas: la capacidad de perdón. Ese perdón que aplicó cuando dejó la cárcel y, en lugar de vengarse de los que le habían robado la libertad durante tantos años, decidió incorporarlos al nuevo proyecto de país que tenía para Sudáfrica. Esa capacidad para olvidar, para cicatrizar heridas mirando más al futuro que al pasado, se observa muy a menudo en los niños; ¿y si el amigo Madiba ha encontrado en ellos, en su sonrisa y en su alegría, la mejor forma de retirarse?

Los genios son solo símbolos, referentes que nos acompañan, nos guían, y nos recuerdan que cada uno de nosotros guarda dentro un genio en potencia que está deseando dejar huella, y la suma de huellas es lo que hace el camino.