Son inmensamente más abundantes las cosas que ignoramos que las que conocemos. Si un profesor examina a un alumno para sondear su ignorancia a buen seguro lo suspenderá. Un buen profesor, sin embargo, debe evaluar lo que el alumno sabe, no lo que ignora. Algo parecido cabe decir del balance global de un gobierno. Si con mala fe política se buscan solamente fracasos o insuficiencias no habrá gobierno que obtenga aprobado raspado. No obstante, el observador objetivo quizás extraiga distintas conclusiones sobre todo cuando el gobierno evaluado ha tenido que maniobrar en circunstancias tremendamente adversas. La evaluación objetiva de la tarea titánica llevada a cabo por el Partido Popular y los propios españoles es ampliamente reconocida por nuestros socios europeos aunque la oposición tenga otra opinión, frecuentemente plagada de permanentes y direccionales tropismos, sesgos y lugares comunes.

En manada

En Galicia, cual manada enfurecida, la oposición al Partido Popular parece haberse coaligado en aras de negarle el pan y la sal: no le reconocen ni el mínimo logro. Especialmente En Mareas y BNG siempre están demasiado arriba en su grandilocuencia de película de hazañas bélicas o demasiado abajo en sus lamentos de minorías oprimidas impostando una solemnidad revolucionaria difícil de soportar en un mundo de por sí tan complicado. De propina, la manada viene con unas ínfulas que tiran para atrás. Unos señores y señoras sin experiencia ejecutiva prometen solucionar todos los problemas en cuanto toquen moqueta. Todos los problemas, tanto los inventados como los reales: del paro a los incendios y de la natalidad a la emigración ¿Cómo los resolverán? Al parecer, gastando más.

Me contó mi buen amigo Gómez la siguiente anécdota. Al poco de morir el almirante Carrero Blanco los albaceas procedieron a abrir una pequeña caja, cerrada con llave, que reposaba en la mesa de su despacho desde hacía años. En la caja encontraron solamente una añosa cartulina con cuatro palabras manuscritas: Babor, izquierda; estribor, derecha. La anécdota es inverosímil pero tiene gracia.

Estoy convencido de que los conocimientos de economía que algunos guardan inmutablemente en sus cerradísimas cajas mentales se sintetizan también en cuatro palabras: Izquierda, gasto; derecha, recortes. Ocurre que visto el fracaso del programa maximalista de la izquierda griega y la generalizada aplicación de la ortodoxia presupuestaria por la socialdemocracia francesa, portuguesa e italiana, en particular, y europea en general, los gastadores patrios han tenido que tirar de manual y acolchar el beligerante tono de otrora y, cautamente, hablan por fin de consolidación fiscal en referencia a los ajustes que imponen los Tratados europeos.

Emigración, incendios, natalidad

La emigración de los gallegos hay que entenderla como uno de los aspectos de la globalización con la posibilidad de desplazarse sin los corsés e inconvenientes del pasado. Ahora bien, hay quien persiste en agitar el espantajo de la emigración intentando tocar fibras sensibles como si estuviéramos todavía en tiempos de la maleta de cartón atada con cordeles. Pero no cuela. La fotografía de Manuel Ferrol está demasiado gastada, ya no impacta.

En España, en este momento se contabilizan aproximadamente un millón setecientos mil trabajadores extranjeros. Muchos españoles no pueden o no quieren ejercer ciertos trabajos y prefieren probar fortuna en otros lugares. Pero no por ello culpan al gobierno en funciones; la oposición, que va a lo fácil, sí. De hecho, en las elecciones del 26J el PP fue el partido más votado por la emigración en las cuatro provincias gallegas.

Tampoco es de recibo endosarle al PP la responsabilidad de los incendios forestales por insuficiencia de medidas preventivas frente a pirómanos e incendiarios. Ahí al lado, cruzada la frontera portuguesa, gobierna una coalición de izquierdas que este verano fue incapaz de evitar los incendios que asolaron su bello país ¿Fue culpa del PP? Y en el año 2006, gobernando el bipartito PSdeG-BNG, la magnitud de los incendios fue colosal. Es difícil establecer cuantas hectáreas ardieron, según las fuentes las estimaciones varían entre un mínimo de 77.000 (Xunta de Galicia) y un máximo de 92.000 (CSIC)

En fin, el incremento de la natalidad, otro de los temas fetiches de la oposición, no es de fácil acomodo ni se soluciona únicamente con dinero. Algo ayudaría, ciertamente, que los señores y señoras militantes del PP, PSdeG, En Marea, Ciudadanos y BNG dieran ejemplo haciendo hijos pero no parecen estar por la labor. Prefieren soltar vaguedades y hueras promesas en su habitual logomaquia tremendista y sobre todo acusar al PP del desastre demográfico aunque las investigaciones desmientan esta fullera pretensión. En demografía, es sorprendente la uniformidad de patrones de comportamiento en la sociedad española. Una de las principales conclusiones del Estudio de la Fundación La Caixa El déficit de natalidad en Europa. La singularidad del caso español -coordinado por Gosta Esping-Andersen- es que, a diferencia de otros países europeos con baja natalidad, como Italia o Alemania, muy pocas mujeres españolas optan por no tener hijos: sólo el 13 % de las nacidas en 1965 no han tenido descendencia. Sean catalanas, gallegas o madrileñas. Y comparten la pauta de no optar por un segundo hijo. Otra de las peculiaridades de España es que la baja natalidad es general, poco importa la procedencia geográfica y social.

Paro

En cuanto al paro, no faltan propuestas milagreras para combatirlo y otras muchas no pasan de bienintencionadas. Las menos eficaces y más dispendiosas son las que generan un inútil efecto de peso muerto (Effet d'aubaine/ Windfall effect) al derrochar recursos públicos para obtener un resultado que se habría obtenido sin ese tipo de medidas.

Cualquier análisis que se aplique a Galicia debe resituarse en el contexto español que a su vez está sometido a las restricciones que impone Bruselas. Aun así la pujanza económica española impresiona teniendo en cuenta de donde partíamos. Por un efecto de histéresis llegamos a tener seis millones de parados en el 2013 y ahora somos el ejemplo a seguir en Europa y el país que crea más empleo. La receta fue dura pero eficaz y es de rigor en otros casos. Irlanda salió de la crisis gracias, especialmente, a la reestructuración de su sistema bancario, al ajuste fiscal, a la deflación salarial y al tirón del sector exterior. Más o menos como España. Finlandia registró crecimiento negativo en 2013 (-1,3%) y 2014 (-0,1%). El gobierno finlandés aplicó medidas para reducir el coste del trabajo el 5%. Las vacaciones anuales de los funcionarios pasaron de 38 días a 30 y varios días festivos no se remuneran. El primer día de baja laboral por enfermedad no se cobra y se ha recortado drásticamente, hasta el 50%, el coste de horas complementarias. O sea, no debimos andar tan desnortados en este país al aplicar medidas que finalmente otros que pasan por modélicos aceptan sin pestañear. En Grecia, los sacrificios individuales no han dado grandes resultados pero en España hemos sabido transformarlos en músculo colectivo: en 2015 superamos a Italia en PIB per cápita expresado en paridad de poder de compra. La buena imagen de nuestra nación es tal que el 70% de portugueses desea la unión política ibérica. En el BNG no se han enterado.

Siendo el paro uno de los mayores problemas que encara la sociedad española justifica todo tipo de demagogia de la oposición. Incluso economistas que deberían mantener serenamente la cabeza sobre los hombros pierden los papeles cuando se revisten con ropajes de candidatos políticos.

El 2/09/2016 este diario informaba que el señor Xoaquín Fernández Leiceaga contestó -al ser preguntado respecto a la disminución de parados registrados en las oficinas de los servicios públicos de empleo en Galicia- que lo único reseñable es la absolutamente demoledora destrucción de puestos de trabajos desde que gobierna el PP. Con afirmaciones de este calibre el Sr. Leiceaga queda en muy mal lugar a ojos de las personas sensatas. Cualquier economista profesional sabe, a fuer de despolitizado y solvente, que correlación no es forzosamente causalidad. Desde que existen camiones de bomberos cada vez que hay un incendio se constata la presencia de esos vehículos ¿A la vista de la correlación establecida alguien afirmaría, sin sonrojo, que los bomberos son los causantes de los incendios o actúan más bien de apagafuegos?

A mí me gustaría que alguno explicara de qué medios se sirvió el Sr. Feijóo para destruir empleo de forma absolutamente demoledora ¿A martillazos, cañonazos, pedradas? Más rigor, por favor. No creo que el Sr. Feijóo sea culpable de una crisis que importó Galicia gobernando el PSOE en España. Tampoco creo, por poner un ejemplo, que por culpa del Presidente gallego la planta de PSA Vigo se haya dotado de más de 1.000 autómatas en substitución de personal de plantilla. Ni considero que pueda endosársele al señor Feijóo que ciertas piezas fabricadas en Portugal sean 40% más baratas que en Galicia. Y no tengo información de que el señor Feijóo ordenase al sistema bancario y financiero cerrar cientos de oficinas y prejubilar o licenciar miles de empleados.

La finalidad del empresario - y debe ser la décima vez que lo digo aquí- no es crear empleo sino obtener beneficios. Y quien no esté de acuerdo con esta regla de oro de la economía de mercado que se meta empresario y tendrá una idea clara de la diferencia entre predicar y dar trigo. El empresario constantemente arbitra y escoge entre capital y trabajo. Si puede obtener más beneficio substituyendo trabajo por capital optará por esta alternativa y la productividad de la mano de obra empleada aumentará ¿Qué tienen que ver el PP y el Sr. Feijóo en todo esto? Nada de nada. No es que lo diga yo, se deduce del informe presentado por dos colegas del Sr. Leiceaga (Santiago Lago Peñas y Albino Prada) no hace mucho.

El Informe Económico de Galicia 2016, elaborado a partir de la información de las 17.039 empresas (una muestra de todo el tejido empresarial) de la base de datos Ardán que recoge la Zona Franca de Vigo, destaca que las empresas gallegas recuperaron en el bienio 2014-2015 el volumen de producción de 2006 si bien reduciendo mano de obra (120.000 trabajadores menos que en la fecha de referencia) No sabía yo que el Sr. Feijóo fuese propietario de esas empresas o tomase decisiones en lugar de los empresarios.