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la mirada

La letra pequeña

El Partido Popular arranca la campaña con un golpe de fuerza al abarrotar ayer la Plaza de toros de Pontevedra y con el empujón del sondeo del CIS

| PP. El Partido Popular arranca la campaña con un golpe de fuerza al abarrotar ayer la Plaza de toros de Pontevedra y con el empujón del sondeo del CIS que augura que logrará mayoría absoluta, y sin apenas desgaste tras 7 años de gestión. El PP asemeja una fortaleza, a la que a la oposición le cuesta asaltar. Sin embargo, la letra pequeña de la encuesta arroja detalles a los que el partido en el poder debería prestar atención: son más los gallegos que votan a partidos de izquierda (40%) que los que apuestan por la papeleta del PPdeG (34%), su ventaja es que la izquierda acude fragmentada a las urnas. Y eso explica que el 57% de los gallegos querría que en la nueva legislatura gobernase otro partido.Lo que no explica es que el 19% de los que votaron al PP hace cuatro años declaren ahora que les gustaría a otra fuerza en el timón de la Xunta y que un 31% de sus apoyos en 2012 tilde de regular, mala y muy mala su gestión en la última legislatura. Una de las bazas del PPdeG el 25-S es que la oposición no termina de convencer como alternativa. Si el PPdeG quiere seguir siendo el partido más votado en las próximas décadas, debe prestar además atención a los jóvenes, pues ahí la primacía se la lleva En Marea. Los populares son la segunda fuerza en la franja de 18 a 24 años y de 25 a 34 años, con el 20 y 24% de los votos, respectivamente frente al 37 y 29% de En Marea. Su hegemonía está en los mayores, y cuanto más mayores, mejor. Si Alberto Núñez Feijóo repite en San Caetano, quizá debería repensar cambios en su Gabinete. ¿Por qué? Porque él sale mejor valorado que su conselleiros. Casi el 9% de los encuestados puntúa como muy buena su gestión y como buena, el 27,8%, en cambio la de su Ejecutivo es de sobresaliente solo para el 4,6% y buena, para el 25%. Feijóo es el principal activo del PP, tanto que Galicia parece sitio distinto, pues si uno de cada tres electores opina que la situación de la comunidad es buena o muy buena, este porcentaje es de solo el 7%, si se les pregunta por cómo va España.

| PSdeG. El drama de la oposición es que solo tiene quince días para cambiar el estado de ánimo de los votantes y movilizar a los suyos para que acudan en masa a las urnas, con la esperanza de que el cambio es posible. El 85% de los electores da por hecho que va a ganar el PPdeG. En el caso socialista, que se juega mantenerse como segunda fuerza, solo la mitad de los que en 2012 votaron al PSdeG proclaman que ahora quieren que gobierne el PSOE, mientras que un 20% apuesta por En Marea y un 7%, por el PP. Cuando se les pregunta a los votantes socialistas directamente por Xoaquín Fernández Leiceaga, solo el 24% le elige como presidente en la nueva legislatura. La erosión que le causa En Marea se evidencia en que el PSdeG es tercera fuerza en todas las franjas de edad y solo logra ser la segunda con más apoyos entre los mayores de 65 años (18%). No es casual que Leiceaga se dirigiese ayer a los jubilados, al prometer el fin del copago farmacéutico para 650.000 pensionistas. Los socialistas tienen una oportunidad de mejorar resultados porque el 11% de los electores duda entre votar a Leiceaga o a Feijóo y el 12% entre el primero o Villares.

| En Marea. Las expectativas del proyecto de Anova, EU, Podemos y las mareas locales no son malas. Podrían pasar de los 9 escaños de AGE a 15-17 diputados, pero el listón lo han colocado muy alto: superar al PSdeG y asaltar la Xunta. Si no lo logran, el fracaso parecerá mayor de lo que en realidad es. Una de sus fortalezas es también uno de sus hándicaps. En Marea se nutre del voto joven, pero es el voto más volátil, el que más fácilmente el 25-S puede pasar de todo y no ir a los colegios electorales. Cuatro de cada diez menores de 35 años declara que aún no sabe si acudirá a las urnas, un porcentaje que se reduce al 30% entre los mayores. Para movilizarlos, entró ayer en campaña Xosé Manuel Beiras, con el mensaje más agresivo al cargar contra un PP, que presentó como "el Partido Podrido que ejerce como partido único de una dictadura". El juez Luís Villares exhibibe un discurso duro, pero presidenciable. En Marea se debate entre el mensaje más radical, al estilo Beiras, para no perder a sus bases, o el tono moderado para no asustar a los potenciales votantes de centroizquierda, como el 7% de los electores que hace 4 años votaron al PSdeG y ahora querrían a Villares al frente de la Xunta, o como el 17% que en 2012 depositó en las urnas la papeleta de AGE y ahora duda si respaldar al PSOE.

| BNG. La formación frentista podría perder la mitad de los votos que recogió en 2012 y quedarse con el 5% de las papeletas, con solo dos escaños y representación únicamente en la franja atlántica, cuando, sin embargo, el 20% de los gallegos se siente o solo gallego o más gallego que español. La organización liderada por Ana Pontón y que llegó a ser segunda fuerza en la comunidad tiene potencial, pero las papas se las está comiendo En Marea, pues el 34 % de los electores de esta fuerza en 2012 se declaraba nacionalista gallego.

| Ciudadanos. Solo 9 de cada diez gallegos se considera más español que gallego o unicamente español. El mensaje centralista de Albert Rivera y Cristina Losada tiene una audiencia limitada en Galicia. En la comunidad, el partido naranja acaba de abrir sucursal y carece de discurso propio, de ahí que su intención de voto sea a la baja, 4 puntos menos que en las generales de junio, lo que reduce sus opciones de escaño a uno.

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