¿Cuál es la motivación que hace que una persona ingiera alcohol hasta entrar en coma? Esta pregunta no es muy diferente de la que nos podemos hacer sobre consumir cualquier otra sustancia tóxica: heroína, cocaína, etc. llegando a la sobredosis. Tampoco es diferente si nos preguntamos por la causa de que algunas personas conduzcan a velocidades temerarias poniendo en riesgo su vida. En definitiva: ¿Cuál es la causa de que los seres humanos seamos la única especie del reino animal que les lleva a conductas que ponen en riesgo su vida hasta en algunos casos deteriorarla extremadamente o llegar a perderla? En mi opinión no creo que haya una sola causa que unifique las conductas referidas anteriormente. En relación al alcohol cada persona accede al abuso continuado por una causa diferente, pero relacionada con su biografía, aunque sí es cierto que en su efecto hay algo común; el alcohol es un potente ansiolítico que puede hacer aliviar momentáneamente los problemas intrapsíquicos? olvidando que es también una sustancia que puede provocar una importante dependencia física. Se ha demostrado que tanto en el abuso continuado como en la dependencia hay otros factores, externos a la persona, como los ambientales, que intervienen de una forma concluyente en el mantenimiento del abuso: el desarrollo económico y dentro de él la pobreza, el bajo índice cultural y la disponibilidad de alcohol centrado en la capacidad de obtenerlo fácilmente, pero también, y esto tal vez sea lo más importante, la leyes que controlan el consumo de alcohol y sus niveles de aplicación y cumplimiento de las políticas pertinentes además de las campañas de información y educación sobre las consecuencias del abuso. (Ver OMS, Informe Mundial de Situación sobre Alcohol y Salud 2014).
Sin embargo ninguno de estos factores ambientales nos va a explicar por si solo el abuso de alcohol en algunos casos: Las fotos de una niña sueca de 15 años, intubada, en estado de coma debido a una sobreingesta de alcohol han conmovido a la opinión pública pero por los datos que han transcendido no provenía de una situación económica precaria. Tampoco la personas que abusaron de una chica durante los San Fermines o en las fiestas de Bilbao, que han alegado el exceso de consumo de alcohol para justificar sus injustificables actos, eran personas sin cultura. Podemos decir que siempre hay una mezcla de factores individuales y ambientales por los cuales podemos conocer las causas del abuso, lo cual no exime de la responsabilidad de sus actos cuando ocurre en una persona adulta.
Las consecuencias del consumo en jóvenes es tal vez el efecto más dramático. Desde hace tiempo se conoce la repercusión del consumo etílico en el cerebro de un joven. Se sabe que hay afectaciones en el desarrollo de zonas del cerebro como el hipocampo, área prefrontal y la sustancia blanca lo que implica importantes fallos de la memoria, del nivel de atención y la capacidad para ejecutar tareas aprendidas; en resumen el abuso continuado de alcohol en la adolescencia está vinculado a un deterioro del aprendizaje y de los actos. Esta afectación es mayor en las mujeres que en los varones. Pero lo más importante es que también aparece un deterioro de la capacidad de control de los actos en la forma de impulsividad que muchas veces puede tener consecuencias letales; un porcentaje muy alto de suicidios en jóvenes está favorecido por el consumo de alcohol.
En el adulto consumidor, las consecuencias del abuso son aún más severas. La aparición de la encefalopatía alcohólica, el delirio celotípico agravado por el alcohol o el Síndrome de Korsakoff que afecta a la memoria y el aprendizaje, son algunas, entre otras muchas, de las graves enfermedades que produce. Según la OMS, el abuso de alcohol es la causa de más de 200 enfermedades. Hay otro aspecto importante; la intervención del consumo de alcohol en la descompensación de enfermedades mentales tratadas y estabilizadas. Es probablemente la causa más frecuente, junto con el abandono del tratamiento, de los ingresos hospitalarios de pacientes con Esquizofrenia.
Desde hace más de un siglo el alcohol ha pasado a formar parte del vivir cotidiano y por lo tanto de la posibilidad de exceso, pero al mismo tiempo no se han transmitido bien los riesgos que produce por lo que ha habido gran cantidad de personas que han sucumbido a la adicción. Nuestra misión debe ser, no solo ofrecer los tratamientos más eficaces, sino también mejorar los métodos de información y educación con el fin de reducir los daños y el porcentaje de afectados.
