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LA MIRADA

Pendientes de Galicia y País Vasco

- Arranca la campaña. Con la duda de que pasará en España, tras la fallida investidura de Mariano Rajoy y tras abrir Pedro Sánchez la puerta a intentar formar un Gobierno alternativo y sin espantar la amenaza de unas terceras elecciones en el horizonte, los partidos se preparan para la campaña electoral de Galicia y el País Vasco, que arranca el jueves.No desperdiciarán esfuerzos en ambas citas, por si el nuevo dictamen de las urnas pudiese actuar a su favor y arrojar luz sobre la gobernabilidad de España. El PP se reforzaría si Alberto Núñez Feijóo repite mayoría absoluta. Si el PSdeG es desplazado a tercera fuerza, Pedro Sánchez quedaría más tocado. En el País Vasco, el PP busca un resultado que le permita ser clave para mantener a Iñigo Urkullu como lehendakari y negociar su apoyo al PNV allí, a cambio de que los 5 diputados peneuvistas digan sí a Rajoy en las Cortes. Los sondeos apuntan a que el PSOE podría darse en esa comunidad un batacazo, pasando de 16 a 9 escaños. De nuevo, lo que pase en Galicia puede anticipar lo que está por venir en España. En 2009, la derrota que infringió Feijóo a Emilio Pérez Touriño auguró la marcha del PSOE de Moncloa. En 2012, la entrada de la desconocida AGE, montada por Xosé Manuel Beiras y Yolanda Díaz dos meses antes, fue el adelanto del éxito de Podemos, organización que se estrenó en las últimas elecciones europeas y que ahora en el Congreso es la tercera fuera.

- Incógnitas. El 21 de octubre de 2012, el PPdeG salía indemne de la crisis económica, que no le pasaba factura, reforzando su mayoría absoluta con 3 escaños (41). La sorpresa de entonces era la fragmentación de la izquierda, con la irrupción de AGE, el precedente de En Marea, con 9 escaños ganados a costa de desangrar a PSdeG y BNG, que restaban 7 y 5 diputados respectivamente. Cuatro años después, el escenario es de máxima incertidumbre, no solo por la influencia que el resultado gallego pueda tener en la política estatal, si no por las incógnitas a despejar en Galicia.

- ¿Mayoría absoluta? El PPdeG arranca la carrera hacia las urnas con moderado optimismo. Tras el golpe moral de perder las ciudades de A Coruña, Santiago y Ferrol y la Diputación de Pontevedra en las elecciones municipales de 2015, la recuperación en votos de las generales del pasado mes de junio ha supuesto una inyección de ánimo. Ven posible la mayoría absoluta, la acarician en privado, pero en público se muestran cautos, pues temen que un exceso de confianza de los suyos les lleve a las filas de la oposición. La mayoría absoluta la deciden unos miles de votos, y al PPdeG los problemas varios de las fuerzas de la oposición, le ayudan, y también le beneficia el bloqueo institucional en España. No se habla de la gestión de Feijóo en los últimos 8 años, de qué ha hecho o no por la recuperación económica, para converger con Europa, para frenar la sangría poblacional de la comunidad o para que los montes no vuelvan un verano más a ser pasto de las llamas. El partido en el poder sitúa el marco del debate en si Galicia se verá contagiada por la inestabilidad de España y agita el fantasma de un "multipartito" en la Xunta. Si dentro de 21 días Feijóo blinda la mayoría absoluta, el éxito será arrollador. ¿Por qué? Porque será la única mayoría absoluta en una comunidad en España y Feijóo será el único que lo ha conseguido dos veces, la primera vez en 2012, pese a la crisis económica. En este escenario, su ascendencia en el PP se multiplicará exponecialmente, y eso que ya es uno de los barones más reconocidos en la formación conservadora y sobre el que recaen todas las miradas. En la antesala de la cita con las urnas, Feijóo en una entrevista en FARO declara hoy: "Mi compromiso lo sellaré con Galicia hasta 2020, si los gallegos quieren el 25-S". Promete no irse, pero en el caso de quedarse para repetir como presidente de la Xunta, tendrá mucho que decir en el futuro del PP, aunque sea desde Galicia.

- ¿Segunda fuerza? El segundo interrogante a despejar el 25-S es si el PSdeG amarrará la segunda plaza o cederá el testigo a En Marea, y quién entonces podría tomar el mando de San Caetano, si Feijóo no consigue la mayoría suficiente para permanecer en Monte Pío. El PSdeG tras pasar a la oposición en 2009 no ha levantado cabeza. No lleva 4 años de tropiezos, sino 8, pero la última legislatura ha sido muy atropellada. Un secretario xeral, José Ramón Gómez Besteiro, obligado a dimitir por sus imputaciones judiciales y que resistió en el cargo durante meses, y unas primarias para elegir cabeza de cartel que ahondaron en la fractura del partido no son el mejor punto de partida para protagonizar un vuelco. Si a ello añadimos que Xoaquín Fernández Leiceaga dio el cambiazo a la lista de Pontevedra y Ourense y abrió una crisis con el principal referente del PSOE gallego, Abel Caballero, un mes antes de los comicios, la situación no está para echar cohetes. Aún así, los socialistas intentarán presentarse como la alternativa razonable y sensata a Feijóo, un presidente que, según su versión, prefirió recortar para cuadrar las cuentas antes que atender a los damnificados de la crisis. Su rival es En Marea, que ha reemplazado a Xosé Manuel Beiras por el magistrado Luis Villares. En las generales de diciembre, En Marea superó al PSOE en votos, en junio la situación tornó, y los socialistas tienen un escaño más. Las encuestas no se ponen de acuerdo en si volverán a intercambiar papeles. La pelea está muy reñida. Villares es un novato en política, que fue impulsado por los alcaldes de las Mareas, refrendado por unas primarias, pero impuesto a Podemos, que se sumó en el último momento a un proyecto que quiso pilotar, pero no lo logró. El coste que en las urnas pueda tener la crisis que desató el pulso por controlar En Marea está por ver. Tras tirarse los trastos a la cabeza, han tocado a rebato y las filas permanecen prietas, con el objetivo de lanzar un proyecto que movilice a los suyos hasta las urnas ante la esperanza de que el cambio es posible. Han modulado su mensaje. No quieren asustar a los votantes más moderados, que llegaron a ellos por descontento con la respuesta de los partidos tradicionales a la crisis.

- ¿Aguantará el BNG? AGE, el precedente de En Marea, tiene 9 escaños , pero es una fuerza en auge que para crecer, tal como apuntan los sondeos, ha de robar votos al PSdeG, pero también al BNG. Hace cuatro años, los nacionalistas gallegos ya se vieron desplazados a la última posición del tablero autonómico con 7 escaños, cinco menos que en 2009. Tras ser barridos por En Marea de las Cortes, el BNG llega en estado de coma a los comicios. El reto de Ana Pontón es mantener el grupo parlamentario (5 escaños) y conseguir representación por todas las provincias, y a partir de ahí sentar las bases de recuperación de una organización, que lleva perdiendo apoyos en las urnas desde 2005. El Bloque sufre una sangría de votos, pero también de cuadros. Los cabezas de cartel de PSdeG y En Marea militaron en el BNG.

- ¿Logrará representación Cs? El partido de Albert Rivera perdió casi 15.000 votos y el único escaño que tenía en las Cortes, entre diciembre de 2015 y junio de este año. El acuerdo que acaba de firmar en Madrid con Rajoy le identifica mucho con el PP y puede jugar en su contra en Galicia, donde el desgaste de la marca del PP no es tan acusado. Además en Galicia el partido naranja no tiene un candidato con el carisma de Albert Rivera, que a sabiendas, se volcará en la campaña gallega. Hoy mismo está en A Coruña. Sin Rivera como cabeza de cartel, la duda es si Ciudadanos será capaz de repetir los casi 140.000 votos que logró en junio y así poder entrar en O Hórreo y convertirse en la quinta fuerza del hemiciclo. La candidata a la Xunta, Cristina Losada, lo tiene difícil. Hasta sus compañeros de Madrid apuntaron el nombre de Feijóo como posible relevo de Rajoy para apoyar al PP en Madrid.

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