En el día de hoy se inicia la larga marcha a través de un camino nuevo y entre todos tenemos que encontrar las diez mil maneras para que esto funcione. Es un día para reivindicar desde Vigo el logro histórico de poner en marcha la primera área metropolitana de Galicia. Es un acto de justicia conseguido por todos los habitantes de los municipios que la integran, por sus regidores y por todos quienes han aportado su esfuerzo y también su crítica. La convergencia municipal fue el comienzo. Permanecer juntos significó un progreso democrático y ahora tenemos que saber trabajar juntos para que el Área Metropolitana de Vigo (AMV) sea un éxito.
Por eso es importante definir el destino, para que el viaje no tenga sorpresas en ese largo camino, sobre todo cuando afortunadamente intervienen fuerzas no afines y desde instituciones diversas. Entramos en un ente espacial-económico vivo en el que hay que definir ese espacio físico cambiante. El Gran Vigo de los 600.000 habitantes ya tiene desde hoy retos mucho mayores que aquel acuerdo de un billete de transporte. Todos estos habitantes, y los que van a venir, tienen el futuro abierto para poder convertir el sueño de la incorporación de fuerzas en realidad: Integrarse en los proyectos conjuntos de infraestructura y unificar los ejes de una nueva cultura municipal que dinamice el centro de gravedad de esta importante área metropolitana. Eso exige transformar ciertos módulos relacionales de la ciudad metrópolis y también la filosofía de los concellos integrantes e instituciones a favor de una gestión unitaria de nuevo tipo.
Vamos a entrar en futuros espacios de la nueva sociedad de la información y el conocimiento, de la participación ciudadana y la gestión colectiva eficaz y transparente. Esta será la garantía para que el AMV no se convierta en conchabanza sumergida por la acumulación político-partidaria en la gestión metropolitana.
Vigo y su entorno no se reinventa desde hace más de un siglo. Por su crecimiento la vestimenta le quedó estrecha, por eso tiene que rescatar lo que ya tuvo hace mucho tiempo: su renovada fuerza creativa, su vocación metropolitana y su carácter aglutinante. Hay que aprovechar la oportunidad histórica que supone la creación del AMV para establecer las nuevas pautas de desarrollo global del territorio y tener la capacidad para reinventarse constantemente con proyectos urbanos y culturales innovadores.
En esta Área será posible encontrar nuevas formas colectivas de trabajar para concebir proyectos de magnitudes desconocidas y configurar este enorme espacio de futuro. Quizás haya que cambiar y modernizar radicalmente muchas cosas, pero no tengamos complejos en afrontar los numerosos retos que se nos presentan para dar cabida a todas las disciplinas que permitan encontrar nuevas formas de habitar, trabajar y compartir en toda el Área Metropolitana. Desde hoy Vigo funde sus fronteras con otras áreas adyacentes en torno a la ciudad central, integradas en lo que puede ser el gran motor metropolitano del futuro.
