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Ceferino de Blas.

De García Lorca a Lustres Rivas

(En el 80 aniversario de la muerte de los dos escritores)

Es mucho más que la inicial del apellido lo que une a Lorca y a Lustres, al poeta Federico García Lorca y al periodista Manuel Lustres Rivas. Primordialmente que ambos fueron asesinados a raíz de la rebelión militar de 1936, de noche, sin juicio, en un paraje lóbrego, y que son muchas las incógnitas que rodean su muerte.

Su asesinato, al comienzo de la terrible contienda fratricida, es de los que hacen pensar en la maldad del ser humano, porque si ningún crimen tiene justificación, el suyo menos. Ambos eran escritores de éxito, de pensamiento libre, pero sin implicación partidista ni haber dado motivos para que de su vida pendiese la suerte política de ningún bando.

¿Quién querría entonces acabar con su existencia de esa manera tan cruel? ¿A quién beneficiaba?

Lorca y Lustres se conocieron en Vigo a finales de agosto de 1932, cuando el poeta granadino llego a Galicia al frente de la compañía teatral de La Barraca, dentro del extraordinario proyecto de las Misiones Pedagógicas, una de las grandes iniciativas de la República. Por cierto -demostración de lo poco que se ha avanzado-, en el Congreso de los Diputados llegó a debatirse y a cuestionarse la subvención del Gobierno a los estudiantes de aquella mítica gira cultural.

En Vigo, el espectáculo se desarrolló en Las Cabañas, el 25 de agosto. Y en su artículo sobre "La Barraca", Lustres recalca el "verbo brujo" de Federico García Lorca, en la introducción del espectáculo teatral.

Fue el acontecimiento artístico del verano vigués, del que quedan diversas reseñas en este periódico y una foto de los componentes de "La Barraca", ataviados ellos con los típicos monos de trabajo, entre los que se aprecia a García Lorca.

Ya no volverían a encontrarse los dos escritores, pero su trágica muerte los identificará.

Los diferenciará el distinto trato que se les dispensó post mortem. Lorca se convierte en un icono político cultural, merced a su prestigio artístico, mientras que Lustres Rivas se ve envuelto en el silencio.

Y sin embargo fue un número uno del periodismo vigués, y de Galicia, a quien se deben piezas fantásticas, como la que podría considerarse primera guía turística de las Rías Baixas, un serial titulado "Perspectivas de la Galicia marinera", que ilustró con fotos de Pacheco, que lo acompañó en aquel viaje desde Ribeira a Tui.

Sobre Vigo escribió los artículos más atinados y certeros en su juicio, de los que caben extraer opiniones vigentes.

Es uno de los vigueses no nativos de más fuste -llegó en 1918 a trabajar en "La Concordia"-, lamentablemente olvidados.

Paz Andrade lo fichó para ser el primer redactor jefe del periódico "Galicia" al frente de una redacción de leyenda. Se fue antes de que la falta de dinero y el general Primo de Rivera cerrasen el periódico, y desde abril de 1925 se instaló en FARO. Sería la avanzadilla de Castelao, su gran amigo, y compañero de carrera de Medicina en Santiago, que un año después recaló en el decano con sus "Cousas da vida".

Pero, quizá por razones económicas, cedió a la tentación de la emigración y se fue a Argentina. Inicialmente, a ocupar un cargo en la Lloid Norte Alemán, y ya afincado en Buenos Aires, a dirigir la principal revista de la emigración "Céltiga". La aventura duró poco más de un año, y regresó para recalar en FARO, donde estará hasta su traumática salida.

El 3 de septiembre de 1936 apareció en la página séptima una lacónica nota, aparentemente aséptica, pero que resultará trágica. Decía: "D. Manuel Lustres Rivas y D. Avelino Rodríguez Elías desde principios de mes ya no pertenecen a esta Redacción".

Es obvio que hubo presiones para que el periódico prescindiese de dos de sus más populares y brillantes redactores, pero sin su salida es seguro que Lustres no hubiera sido asesinado y Elías tenido que escaparse a Uruguay.

¿Cómo es posible que un personaje tan significado como el director Manuel Otero Barcena, identificado con la rebelión, padre de militares y familiar de gentes de derechas, -por cuya suerte llegó a temer al quedar en zona republicana-, no impidió la salida de sus redactores? Es probable que nunca se imaginó la trágica suerte de Lustres, a quien apreciaba porque había trabajado a sus órdenes desde que llegó a la dirección en 1929.

Contaba el ex director del FARO Armesto Faginas, que nunca había podido saber qué había ocurrido en "El Pueblo Gallego" cuando lo tomaron los falangistas, y que un superviviente tan notorio como Ángel Sevillano nunca quiso contarlo, pese a sus reiteradas preguntas. Se estableció la ley del silencio.

Lo mismo pasó en FAROcon la suerte de Lustres y Elías. Durante décadas nadie en la Redacción habló de ellos, y ahora se han ido todos los que los conocieron.

Pero lo más lamentable es que Lustres Rivas recibió el silencio de la oposición al franquismo y del galleguismo, que mantuvieron vivo el recuerdo de otros escritores, como Alexandre Bóveda y Johán Carballeira, también colaborador de FARO.

Estos eran políticos en activo en el momento de su detención, pero Lustres, que había sido activista antiforalista en los años diez y coqueteado con el nacionalismo en los veinte, hacía más de tres lustros que sólo era un periodista y un escritor. Incluso en los últimos años había dado un giro moderantista. ¿Por qué le detuvieron y encerraron en la isla de San Simón para asesinarlo?

Su muerte se equiparó a la de tantos civiles que aparecieron tirados en las cunetas sin saber muy bien porqué.

García Lorca, detenido en Granada, fue asesinado el 19 de agosto de 1936 y Lustres Rivas el 18 de noviembre del mismo año. Ambos murieron en la oscuridad, en un paraje alejado y a la vera de un camino. Los dos eran jóvenes. Lorca había cumplido 38 años, Lustres diez más.

Ojalá algún día se recopile su prolífica obra periodística y se reedite la literaria, que revelarán el gran escritor que era. Y se revise su biografía, plagada de incorrecciones.

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