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Profesor de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad de Santiago

La no tan ingenua reforma electoral de Rivera

Las reformas electorales nunca son ingenuas como bien saben los politólogos. Todas ellas responden a la coyuntura política del momento y buscan obtener réditos políticos para los que las proponen. Mucho de esto hay en la propuesta de reforma electoral de Ciudadanos, que envuelta en una retórica de regeneración democrática lo que busca es mejorar sus resultados electorales expresados en escaños parlamentarios. Muchas voces aplauden este tipo de cambios como si por el mero hecho de cambiar las normas electorales todo un sistema político se pudiese transformar de repente en un paraíso de la democracia y la transparencia. El sistema electoral español no es tan malo, aunque nos digan lo contrario, y los cambios electorales que se proponen no tienen porque tener efectos necesariamente positivos. Es más pueden conseguir todo lo contrario, en primer lugar porque se puede iniciar la costumbre de cambiar de forma oportunista el sistema electoral a voluntad y según le convenga al gobernante de turno, como por desgracia vemos en muchos países latinoamericanos o también en países como Italia, que cambian la ley casi a a capricho, y esto no favorece precisamente la estabilidad política o las buenas prácticas electorales. Las propuestas concretas de reforma tampoco tienen porque ser más positivas. En su programa Ciudadanos detalla algunos puntos, por ejemplo reducir a uno el mínimo de diputados por provincia y repartir el resto proporcionalmente a su población. Además propone ampliar el parlamento en 50 diputados más y repartirlos por una única lista proporcional, que tomaría en consideración los votos de las provincias que no se transformaron en escaños, imitando al sistema electoral alemán. Esto último tiene difícil encaje en la Constitución pues en ella se dictamina que es la provincia la circunscripción a representar. Pero supongamos a efecto de razonamiento que consiguen buscar algún tipo de encaje a esta propuesta.

Esto de acordarse, que lo veo difícil, reduciría la representación de las provincias de población pequeña, como son las gallegas y no sólo Ourense y Lugo, pues perderían seguro representación en beneficio de las grandes circunscripciones. Esto tendría tres consecuencias , la primera es que las necesidades de servicios o infraestructuras de las provincias gallegas muy probablemente se verían subordinadas las de las grandes ciudades, pues su representación se vería muy reducida. No tendría prácticamente coste para los grandes partidos ignorar las demandas de los territorios menos poblados, en favor de los espacios que ya cuentan con las mejores infraestructuras y servicios. Además se daría , en segundo lugar, la curiosa paradoja de que la representatividad en esas provincias se vería reducidas al disminuir el número de escaños que se disputarían en ellas. Una provincia como Ourense, por ejemplo, pasaría de 4 a 3 diputados (o menos, pues no están aún establecidos los criterios de reparto) y por tanto el umbral mínimo para obtener escaño subiría sustancialmente, lo que dificultaría aún más obtener representación a las fuerzas pequeñas. La tercera consecuencia sería que al perder peso las provincias pequeñas las ejecutivas de los partidos estatales tendrán mayor y no menos capacidad de condicionar la elaboración de candidaturas, pues el componente local perdería peso, reforzándose el poder de la "partitocracia" que supuestamente se dice combatir. Los líderes locales próximos al territorio perderían peso y los candidatos serían designados por decisiones directas de la cúpula estatal, como parecen ser la costumbre del partido que pide las reformas. Las formas en la designación de la candidata a la Xunta o el cambio en las listas electorales al congreso en la provincia de Coruña, son algunos ejemplos de la dinámica que podría imperar con esta reforma.

Es cierto que el sistema actual favorece a los dos grandes partidos estatales. Pero no lo es menos que esta reforma se haría no para regenerar la democracia (hay formas mejores de hacerlo) sino para beneficiar las expectativas electorales de Ciudadanos. ¿Cómo? De dos formas. Primero porque el incremento de escaños favorecería a las provincias donde Ciudadanos obtiene mejores resultados (las más pobladas) y donde prevén que los seguirán obteniendo y segundo porque con el establecimiento de una lista nacional con los restos no representados Ciudadanos podría obtener también mejores resultados pues es una de las listas que obtienen más votos sin representación.

Es pues una reforma pensada a la medida de Ciudadanos y con consecuencias potencialmente nocivas para los intereses de las provincias pequeñas en general y de las gallegas en particular. También podría regenerarse , de cambiar la Constitución, con el cambio a distritos con un único representante por ejemplo, pero esto no creo que le agradase tanto a Ciudadanos. El cambio propuesto es de todas formas legítimo, pero no es menos interesado que el actual sistema y desde luego por si sólo no va a regenerar nada y sólo va a conseguir que cada legislatura traiga consigo una reforma electoral diseñada a medida del gobierno de turno.

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