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desde mi atalaya

Manuel Torres

Ermita de San Lorenzo

Dentro del término municipal existe un patrimonio importante de ermitas, que constituyen un legado que los marinenses tenemos la obligación de mantener y cuidar. Aprovechando la festividad de San Lorenzo, que por cierto este año las "lluvia de estrellas" parece que va a ser muy abundante, traemos hoy a nuestro comentario semanal la poco conocida "ermita de San Lorenzo", que se encuentra destruida y abandonada en el confín de nuestro término municipal entre los límites de Bueu y Moaña, en la serranía de Pastoriza. Se trata de una de las ermitas de mayor valor artístico, a tenor del estudio de sus ruinas, con piedras labradas artesanalmente, sin duda de gran valor, y que contiene varios enterramientos.

Pudiera ser, según los entendidos, que se trate de una primitiva capilla románica, reconstruida posteriormente allá por el siglo XVI. En La medio de un frondoso bosque de pinos y hermosa carballeira y a más de 4oo metros sobre el nivel del mar, al pie del monte San Lorenzo, reguardada por la Cruz de Relán y la planicie de Pastoriza, encontramos las ruinas de ésta ermita entre malezas y silveiras en medio de un robledal. Famoso santuario que atraía a numerosos peregrinos durante la Edad Media por la fama de sus milagros, romería que se celebraba el día 7 de agosto.

Cerca de la ermita y a unos 30 metros se encuentra una fuente a la que según la tradición se le atribuyen poderes milagrosos por la interseción de San Lorenzo, donde tiene sus fuentes el Cargadas, afluente del río Loira. El santo que se veneraba en esta ermita se encuentra olvidado y lleno de polvo en un rincón de la sacristía de la iglesia de santa María de Cela. Un anciano conocido como "el rey da Pastoriza", nos había manifestado en una de las visitas acompañando a mi padre, que: "?no recordaba ni él, ni su padre, ni su abuelo, que aquí se celebrase una romería, pues eso debía ser por los tiempos de los maravedíes y los céntimos pequeños. Pues entonces todo Pastoriza estaba sometido al pago de rentas al Marqués de Valladares".

De la fuente se sabe por la tradición que curaba males y sobre todo verrugas, frotando con una moneda que luego se tiraba a la fuente. También nos contó el aciano que: "una vez un vecino llevó una piedra de las ruinas para ponerla en su casa y empezó a ponerse malo y tuvo que devolverla, en cuanto lo hizo se puso bueno".

De cualquier forma el hecho lamentable es que allí están los restos derruidos de un testigo de nuestra historia, y que nadie es capaz de poner remedio a tan triste final, pues estamos seguros que aquellos que la levantaron, llevados por su creencia y su devoción, nunca pudieron sospechar que pasado el tiempo pudiera tener tan triste final. La administración tiene la palabra.

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