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Luis M. Alonso.

sol y sombra

Luis M. Alonso

Sí pero no, en último caso depende...

Pedro Sánchez está enrocado en el "no" a Rajoy, pero, a su vez, se empeña en que este acuda a la investidura para recibir un revolcón y hacer el mismo ridículo que él en su tentativa imposible después de las elecciones de diciembre. Como es natural, Rajoy se resiste. Ante el encargo del Rey ha dicho ya veremos, algo que resulta lo suficientemente gallego para no aportar certezas a la situación que vive el país como consecuencia del fracaso estrepitoso de su clase política.

Es decir, sí pero no. Las certezas que no ofrece las quiere el gallego en su encrucijada para asumir la responsabilidad de dirigir con garantías un gobierno en las actuales y graves circunstancias. Socialistas y Ciudadanos no parecen ser conscientes de ello. Se ofrecen para prestar apoyo frente a la sedición catalana, pero no sabemos en realidad en qué consiste ese apoyo desde el momento en que se han propuesto obstaculizar la formación de un nuevo ejecutivo que en estos momentos sería el mayor gesto de firmeza frente al desafío del Parlament. Lo primero, en cualquier caso, para empezar a hablar de otras cosas.

No se entiende. No sabemos a qué juegan nuestros políticos. En la respuesta de Rajoy al Rey hay los matices del gallego que impiden vislumbrar una salida a la crisis. En la reacción del portavoz socialista, Antonio Hernando, una indisimulada incongruencia al recalcar que el PSOE está dispuesto a reunirse con el actual jefe del Ejecutivo cuantas veces quiera pero jamás para negociar. Asegura que cree en el diálogo pero, al mismo tiempo, echa por tierra la idea tantas veces reiterada de que su partido está para ofrecer soluciones. ¿Qué soluciones? ¿De qué quiere hablar Hernando? ¿Del tiempo? Más valdría jubilarlos a todos.

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