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Una semana sumidos en polvillo

No seré yo quien pida que se elimine ni una sola actividad del Puerto, al que considero el motor económico de una amplia comarca, aunque a algunos no les guste, pero esta semana he tenido que oír muy razonables quejas de los vecinos que viven en el frente que da, precisamente, al recinto portuario. Y es que desde hace varios días se viene descargando, a cucharón abierto, un barco que ha traído una carga de cereal que produce con cada cucharada una nube de polvo que, ayudada por la nortada y aún sin ella, acaba cubriendo los coches, entrando en las viviendas y produciendo a los alérgicos y a los celíacos problemas bastante molestos, si no puntualmente graves. Las terrazas de los bares se ven invadidas por el polvillo y los camareros y camareras están hasta el moño de tener que limpiar constantemente las mesas aunque no hayan sido utilizadas. Que un servidor recuerde, se había decidido ya hace tiempo llevar ese tipo de descargas a los muelles nuevos, lejos de la población con lo que, semejante intensa nube, no llega al centro urbano. Ayer preguntamos sobre el caso y alguien relacionado con el puerto nos aseguró que se trataba de una prueba. Pues prueba fallida, ¿oído?

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