Hoy es un día muy especial, entrañable y cargado de recuerdos para los investigadores marinos españoles. El primer buque oceanográfico español civil ha llegado al final de su larga singladura, y en el puerto de Marín celebramos su despedida. Un día muy especial para los que en el realizamos nuestros primeros trabajos de investigación en la mar, allá por la primera mitad de la década de los 70 del pasado siglo. Fue mi primera campaña en el Cornide la que denominamos "Merluza-NW-74", dirigida por mi amigo, colega y jefe de equipo Rafael Robles, que con una experiencia recogida con los colegas franceses a bordo del antiguo Thalassa pilotó aquel equipo de jóvenes biólogos. Pasaron ya 42 años pero la ilusión de aquellos momentos permanece imborrable en el recuerdo. El entusiasmo de Rafael era contagioso y fue fundamental tanto en la formación del primer equipo de biología pesquera de Galicia del Instituto Español de Oceanografía, como en la participación en las reuniones internacionales de evaluación del estado de las pesquerías y en la formación internacional en dinámica de poblaciones explotadas de aquel incipiente equipo. Desde entonces hasta hoy, en que damos un nostálgico y agradecido adiós al Cornide, es el momento de recordar lo mucho que el buque, sus sucesivos capitanes y tripulaciones, y las sucesivas generaciones de investigadores y ayudantes de laboratorio que en el pasamos tantos días de mar, de mareos, de arribadas, de horas interminables de trabajo, de buenos ratos en la camareta, de despedidas en puerto y de alegrías de los regresos, hemos hecho. La contribución del buque al despegue de la oceanografía y la biología pesquera española está fuera de toda duda y ya recogida en los libros y en un gran número de artículos científicos internacionales. Y sobre todo en el recuerdo de cuantos en el trabajamos. Gracias, Cornide de Saavedra.

*Exdirector general del Instituto Español de Oceanografía