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"La ventaja del PPdeG"

Feijóo vio las orejas al lobo cuando en las municipales perdió 9 puntos en porcentaje de votos

| PPdeG. Alberto Núñez Feijóo vio las orejas al lobo en mayo de 2015, cuando en las elecciones municipales perdió nueve puntos en porcentaje de votos y alcaldías claves como A Coruña, Santiago y Ferrol y la Diputación de Pontevedra. No se le quitó el miedo en diciembre cuando se quedó sin 6 escaños y bajó 15 puntos en porcentaje de papeletas con respecto a 2011. Ayer respiró con alivio. Creció en votos (33.000) y ganó 2 escaños con respecto a diciembre, aún así tres menos que en 2011. Recupera posiciones de cara a la batalla decisiva, las elecciones autonómicas de 2016. Tiene más fácil repetir mayoría absoluta, aunque la piel del oso no puede venderse antes de cazarla. La receta de renovación de caras y mensajes le ha dado resultado a Feijóo, pero más eficaz fue la estrategia a nivel estatal y gallego de polarizar la campaña, presentando a Podemos, y su versión autonómica En Marea, como el rival, y apelar al voto útil, para recuperar papeletas que hace apenas seis meses eran para Ciudadanos. Ni el escándalo del ministro de Interior en el epílogo de la campaña erosionó la remontada del PP. En el aire queda una pregunta: ¿se equivocó el PPdeG al no convocar las elecciones gallegas coincidiendo con el 26-J?

| PSdeG. El 26-J ha sido para la oposición en Galicia una vuelta atrás. Como si el 20-D hubiera sido un mal sueño para los socialistas, que vuelven a recuperar la segunda plaza, y una utopía para En Marea, que se queda en el tercer puesto, como si durante casi seis meses no hubiese sobrepasado en votos y papeletas al PSdeG. La segunda vuelta del 20-D es un respiro para los socialistas gallegos, que tiene una dirección provisional tras la dimisión de Xosé Ramón Gómez Besteiro y hace poco más de un mes elegía a Xaquín Fernández Leiceaga candidato a la presidencia de la Xunta en unas primarias que han fracturado el PSdeG. Se mantienen como segunda fuerza de Galicia, pero más por demérito de En Marea que por merecimiento propio, pues la coalición electoral perdió un escaño y el PSdeG mantiene sus seis diputados y en porcentaje de votos gana un punto, aunque en número de papeletas pierde unas 13.000. Juega a su favor además que en Madrid el PSOE resiste como fuerza líder de la izquierda y segundo partido del Congreso. Su partido matriz no llegará a las autonómicas sumido en una crisis que podía haber abierto al partido en canal. Pedro Sánchez tiene opciones de sobrevivir, pese a obtener 5 escaños menos que en diciembre, porque venció al sorpasso de Pablo Iglesias que anunciaban las encuestas y porque en Andalucía, Susana Díaz se ha visto superada en votos por el PP.

| En Marea. La alianza de Podemos, Anova y EU ha perdido 70.000 votos y un escaño, el de Ourense, y otro en el Senado, el de A Coruña. Catorce meses después de las municipales, la gestión de los alcaldes del cambio no ha supuesto un plus. Al revés. En las tres ciudades donde gobiernan han visto mermados sus apoyos y porcentualmente el retroceso ha sido mayor que en el resto de Galicia. Los electores también castigan los líos internos y los socios de En Marea hicieron oidos sordos a esta vieja máxima de la política tradicional. Xosé Manuel Beiras no quiso disimular e incluso hizo explícitas durante la campaña, especialmente con Yolanda Díaz, sus diferencias internas. Tampoco caló ni en Galicia ni en el resto de España el transformismo de Podemos con su catálogo de Ikea, su barniz socialdemócrata y sus guiños a Zapatero. De cara a las autonómicas, En Marea debe resolver su crisis interna. El proyecto ha demostrado que es una suma de siglas, que comparten espacio idelógico, pero carecen de proyecto común, pues hasta ahora han consumido su tiempo sumidos en una guerra de protagonismos, más que de líderes de siglas. Peleaban por pilotar En Marea, no fuese a ser que el elegido también tuviera serias opciones de pilotar la Xunta a finales de años.

| Ciudadanos. El partido de Alberto Rivera ha sufrido un varapalo en España, pero el castigo en Galicia ha sido mayor, pues ha perdido el único escaño que tenía, el de A Coruña, que recuperó el PP. El cambiazo desde la dirección de Madrid del cabeza de cartel por esa circunscripción y la polémica en torno a la candidata de Pontevedra, María Rey, por usar una tarjeta falsa de parking le han pasado factura, pero sobre todo el acierto del PP de pasar al ataque contra su supuesta marca blanca, con el mensaje de que votar a Rivera era votar en blanco a Podemos. La estrategia popular de concentrar el voto útil en torno al PP fue letal para Ciudadanos, que pierde impulso de cara a los comicios gallegos, donde el partido naranja aspira a ser una fuerza bisagra que decida quién es el futuro inquilino de Monte Pío, si el PPdeG pierde la mayoría absoluta. La debilidad de la formación de Rivera en Galicia es que es Rivera y poco más. No tiene cuadro de dirigentes con peso y con carisma, mucho menos tiene bases y su proyecto para Galicia es toda una incógnita. Sabemos que ahora defiende el AVE para Galicia, pero huele a cambiazo para sumar papeletas, después de haberlo cuestionado seriamente.

| BNG. La voz nacionalista en Galicia se apaga. El BNG permanece fuera de las Cortes, mientras las otras comunidades históricas tienen uno o más partidos nacionalistas en el Congreso. La formación frentista logró ser en 1997 segunda fuerza en Galicia y entrar en 1996 en la Cámara Baja con el mensaje de que los gallegos debían ser como los vascos y catalanes y tener una delegación propia en Madrid que defendiese en exclusiva los intereses de Galicia e incluso ser decisivos en la formación del Gobierno en la capital. Ese mensaje ya no cala y desde entonces la formación frentista ha renovado líderes, pero no contenidos, y sigue a la baja. No debe renunciar a su esencia, pero necesita más para enganchar al electorado, sobre todo al joven, que acostumbraba a ser su feudo. Ayer perdió 26.000 apoyos en favor de En Marea, el 37% de los recogidos el 20-D. La renovación del liderazgo con Ana Pontón al frente y las caras jóvenes de los cabezas de cartel (Noa Presas, Carlos Callón y Olalla Rodil, y menos Luis Bará) no han servido para iniciar la recuperación de una formación que lleva en declive desde inicios de siglo. Su drama, que las elecciones autonómicas están a la vuelta del verano, y con esta perspectiva van camino de ser marginales en la Cámara gallega, donde necesitan un 5% de los votos para entrar y tener opción a un escaño. Aunque el comportamiento del electorado es muy diferente en generales y autonómicas,la formación, que fue segunda fuerza en Galicia en 1997, se juega su superviviencia.

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