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El meollo

La boca del lobo

El meollo de la cuestión está en calibrar qué es lo que tiene que pasar aquí para que el poblado de O Vao deje de ser, de una vez para siempre, un dolor de cabeza para todo el mundo a su alrededor, además de un foco de criminalidad sin remedio conocido para atajar su enorme peligrosidad desde tiempo inmemorial.

Las últimas víctimas propiciatorias de este antro de perdición han sido una ingenua pareja de peregrinos canadienses de cierta edad que literalmente se metieron en la boca del lobo. Muy caro han pagado su ignorancia, su despiste o su atrevimiento, tan lejos de su país de origen.

Buscando la ruta conocida como "variante espiritual" del Camino de Santiago, que atraviesa el monte Castrove entre los monasterios de Poio y Armenteira, deambularon por las cercanía de O Vao sin saber muy bien donde estaban en realidad. Allí sufrieron un asalto por parte de los amigos de lo ajeno, que se apropiaron de una cámara de vídeo que portaba el hombre tras un violento forcejeo, y los ladrones se perdieron luego en aquel laberinto infernal del poblado chabolista.

El origen y la procedencia de los asaltantes, por tanto, no esconden ningún secreto. Su rastro conduce a donde conduce y su identificación no debía ofrecer mucha dificultad para los cuerpos y las fuerzas de seguridad del Estado.

Lo malo de este episodio lamentable no fue la sustracción de la cámara de vídeo, ni tampoco la herida que sufrió su propietario. Lo malo fue el gran susto que se llevaron los pobres canadienses, tal y como comprobó la patrulla policial que acudió en su auxilio. No les cabía el miedo en el cuerpo, algo más que comprensible.

Pero con ser malo este asalto en sí mismo, lo peor de todo este episodio ha sido su impacto social entre ese número creciente de peregrinos aguerridos que recorren los distintos tramos de la Ruta Jacobea a pecho descubierto; es decir, con una confianza ciega en que todo el mundo es bueno y, por tanto, en que no van a encontrar ninguna piedra en el camino que empañe su loable reto por una ruta desconocida y mal señalizada.

Un par de sucesos más en poco tiempo, como este asalto sufrido por los peregrinos canadienses, y la atracción turística del Camino de Santiago puede irse literalmente al garete.

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