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Luis M. Alonso.

sol y sombra

Luis M. Alonso

Algo de templanza

El Rey pide una campaña austera a los partidos

Habrá, supongo, nuevas elecciones tras la legislatura más inútil de la historia de este país. Consciente de ello, el Rey ha pedido a los partidos una campaña propagandística austera y, sobre todo, les ha rogado que no cansen demasiado a los españoles.

Felipe VI, como el diablo, está en los detalles y este interés por los súbditos se agradece. La propaganda electoral, además de acarrearle un alto desembolso al erario, es un coñazo; el circo telecrático, todavía más. Conocemos a nuestros políticos suficientemente, lo que ofrecen y de lo que son incapaces de dar en favor del consenso, la convivencia y la fortuna del país. De modo, que requetevistos, examinadas sus intenciones, no está mal exigirles algo de discreción. Que nos dejen en paz, que no nos aburran a no ser que por una vez en la vida estén dispuestos a transmitir mensajes claros y concisos sobre lo que pretenden hacer por el bien de España, y con quienes van a juntarse en el futuro.

Tierno Galván -eran otros tiempos- solía quejarse de la falta de carteles con su efigie en las calles de Madrid. Un día, delante de Felipe González y Alfonso Guerra, interpretó en la gesticulación de un sordomudo que pasaba por allí su reiterada queja por la ausencia de propaganda. Naturalmente, el sordomudo se refería a cualquier otra cosa menos a esa pero Tierno supo arrimar el ascua a su sardina.

La breve legislatura del desentendimiento permite extraer más de una lección acerca de los candidatos. Una de ellas es que cada uno ha leído como le ha parecido el mandato de las urnas y solo le ha servido para acusar al adversario de la culpa del fracaso del diálogo después de cuatro meses de inapetencia democrática.

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