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Pedro de Silva

Populismos

Un fantasma recorre Europa: el fantasma del populismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma. Son frases del Manifiesto Comunista de 1848, cambiando sólo comunismo por populismo. Aunque el populismo, incluso el de izquierda, no tenga hoy mucho que ver con el comunismo, algo los une: la descalificación del sistema económico-político y de los partidos que lo integran. Perdida la credibilidad del discurso dominante, el disenso se expresa como protesta, como algarada o, en el límite, como insurrección. Al populismo solamente se le derrota por reabsorción: dejándose derrotar algo por él, asumiendo parte de su aparente sinrazón y dándole cuota en el discurso del poder, e incluso en el poder. El único límite, la dichosa "línea roja", es no cuestionar la democracia ni, en lo sustancial, las cuentas de la vieja (las de la vieja Europa).

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