En el buceo de circuito abierto, el que practican la mayoría de los aficionados, el buceador expulsa por medio del regulador el gas sobrante al exterior. Esta es la principal diferencia de funcionamiento con respecto al buceo de circuito cerrado. Conocidos como "Rebreathers" (recicladores), devuelven el gas expirado a un sistema de depuración, el cual, por medio de un compuesto -cal sodada- que se emplea como agente absorbente del dióxido de carbono (CO2), permite reaprovechar el resto del gas gracias a un sistema de inyección que le aporta lo necesario para poder seguir respirando con seguridad.

Como principal ventaja, los equipos "Rebreathers" nos dan un tiempo de permanencia en el fondo superior al que ofrecen las tradicionales botellas de buceo, como también eliminamos la salida de burbujas a la superficie y el ruido de nuestra propia respiración ganando un silencio absoluto en las inmersiones. Son unas máquinas muy apreciadas entre la comunidad de buceadores técnicos.

Pero a los pros hay que sumar algunos contras. Para este tipo de buceo tan específico se requiere un entrenamiento y conocimientos concretos sobre la máquina y el entorno donde se va a realizar la actividad (profundidad, tiempo de fondo, gases a utilizar, etc). Por ello la constancia y la experiencia son unos de los principales pilares para realizarlo con total seguridad.

*Directivo de la Federación Gallega de Actividades Subacuáticas (Fegas)