Naturalmente que recibimos con satisfacción la noticia de que Air Nostrum esté dispuesta a llevarnos a París dos veces por semana durante la época veraniega. Es un parche que tal vez permite ganar tiempo, pero que no soluciona el grave problema de la supresión de la línea aérea con la capital francesa, cuya razón de ser supera ampliamente a la de cualquier otra conexión con ciudades europeas.

Afirmarlo así no es fruto de una opinión personal, sino que ha sido constatada durante bastantes años con la operatividad de Air France, manteniendo más de un vuelo diario y sin subvención alguna. Y todos sabemos que su abandono obedeció a una discriminatoria política de subvenciones a la que puede llamarse de cualquier manera, menos moral, justa y equitativa.

Tampoco es descubrir ningún Mediterráneo reconocer que la sola aportación de Citroën obviaría argumentos para reivindicar la reposición de la desaparecida línea regular. Situémonos en un plano de igualdad con las terminales competidoras y no tardaremos en comprobar la masiva recuperación de los pasajeros que utilizan esa ruta. La importancia y exigencia de esta ruta se refrenda ahora por el hecho de que, faltando varias semanas para que Air Nostrum inicie sus vuelos a París, las expectativas de utilización ya superan los más optimistas augurios.

Es justo reconocer y agradecer el esfuerzo y buen hacer de nuestro Ayuntamiento -personalmente nuestro alcalde- para frenar la caída en picado de Peinador y conseguir que se estén alcanzando crecimientos espectaculares. Pero el cóctel no puede prescindir de la guinda de París y, si no la pone la vuelta de Air France, hay que buscarla en otro servidor, porque, sinceramente, hiere al sentido común que con Citroën en Vigo, la conexión con París se haya desviado a otras terminales de nuestro entorno. Por ello, al agradecer la labor del señor Caballero hay que exhortarle a que supere la asignatura pendiente de la recuperación de una línea regular prioritaria a cualquier otro destino internacional.

La intención de Air Nostrum es cortar la conexión con Bruselas y dirigirse a París, destino sin duda prioritario. Sin embargo, conviene reflexionar sobre la importancia de un contacto fluido con la capital belga, principal motor de la actividad administrativa de la Comunidad Europea y que, a mayor abundamiento, mantiene en Vigo la sede de la Agencia Europea de Control de Pesca (AECP), cuyo fin es impulsar la máxima calidad de control, inspección y vigilancia en el marco de la Política Pesquera Europea (PPE)

Esta especial circunstancia podría llevar consigo que la línea con Bruselas alcanzase el rango de interés público y, consecuentemente, el acceso a fondos comunitarios. Así, pues, aunque en las rutas europeas prioricemos París, no se puede renunciar a la conexión con la capital comunitaria y debiera recuperarse tan pronto vayan desapareciendo las secuelas del atentado terrorista que ha lastrado la operatividad de aquel aeropuerto.

Por todo ello y tratando de ampliar el abanico de posibilidades, tal vez no fuese descabellado que un vuelo diario Vigo- París, tras la escala en la capital gala, continuase hasta Bruselas y sin necesidad de que los viajeros a ese destino tuvieran que abandonar el avión durante la parada parisina. Esta variante ya funcionó con la escala que hacía en Valladolid el avión de Iberia que nos conducía a París. Aún no siendo una solución ideal, podría incrementar las posibilidades de rentabilidad económica.

No olvidemos que es evidente -casi una perogrullada- que de las facilidades de desplazamientos aéreos emana una significativa y positiva sinergia que afecta a todo el tejido industrial y que, por tanto, debe ser un exigente acicate para no bajar el pulso en busca de la máxima potenciación de Peinador. Y prevista la conexión con Lisboa, que operará la TAP, sería irrenunciablemente ideal que le acompañasen las líneas regulares y no estacionales con París y Bruselas -también con Londres- que, con garantía de rentabilidad, consolidaría la internacionalidad de nuestro aeropuerto, dando cobertura a una necesidad reconocida.