Es evidente que cuando las cosas dependen de la política podemos estar de acuerdo o no, de condiciones estrictamente políticas.

Es evidente que cuando las cosas no dependen de la política ni de decisiones políticas, los que nos dedicamos a la vida pública podemos hacer con nuestra libertad de expresión muchas cosas, pero no podemos meternos con el de al lado, sin correr el riesgo de que no se conteste de manera contundente, clara y diáfana desde la defensa de los intereses públicos a los que defendemos.

En primer lugar las falsedades que corren estos días desde Vigo hacia el Puerto de Marín donde existen empresas legales, que acuden a subastas, que consiguen sus mercados y que hacen una apuesta con su dinero privado en dar servicio, valiéndose del Puerto de Marín donde tienen su empresa, legalmente constituida, con licencia municipal y que hace una apuesta por mantener e incrementar legítimamente su negocio.

Los presidentes de las Autoridades Portuarias, alcaldes, conselleiros, ministros, presidentes de todos solos ámbitos no tienen absolutamente nada que ver con que una naviera decida donde hace sus operaciones, si fuese al contrario y ha sido en muchas veces al contrario, porque la competencia entre los puertos existe, en pesca, en pesca congelada, en contenedores, en fruta, cemento, granito y otros muchos tráficos, nadie acusa a otro de que no va a poder dar cuenta del recado.

Eso es absolutamente intolerable, porque repito cada uno tiene cancha para poner a punto, invertir más y mejor, subsanar deficiencias o querer atraer tráficos a sus muelles y otra cosa es que ese celo mal entendido quiera pisar a uno por encima de todo lo demás y a eso nos vamos a negar, no lo vamos a consentir, y la apuesta decidida de defensa del Puerto de Marín que llevamos haciendo muchos años, nos da fuerza para plantar cara ante las graves acusaciones que estos días y que no cesan se vierten contra Marín.

Los tiempos son difíciles para las empresas, pero los que nos dedicamos a la vida pública tenemos que tratar de hacer las cosas más sencillas dentro del cumplimiento de la legalidad, a eso nos dedicamos en Marín y pedimos respeto, que se actúe con contundencia si no lo hay, que los cálculos políticos se dejen a un lado y que la defensa sea del interés público, de algo servirá sin duda el trabajo, el esfuerzo y la razón que tiene Marín en la defensa de su Puerto.

El prestigio y el honor cuesta mucho ganárselos, y en Marín tengo que decir que ha habido muchas horas de esfuerzo y trabajo para ganárselo, no vamos a consentir que se derramen como un vaso de agua, imposible de recogerla de nuevo, por lo que defendemos una apuesta de vida que se hizo en Marín hace muchos años, y la parte pública tenemos que poner los mimbres para que las empresas puedan desarrollar su trabajo, todo lo demás está de más, con un exceso en el fondo y en las formas absolutamente fuera de lugar, por lo que como decía al principio cuando las cosas pasan de castaño oscuro es bueno poner los puntos sobre las íes y defender como solemos estar acostumbrados contra ataques externos lo nuestro, sobre todo cuando se tiene la razón de tu parte.

No tienen ninguna razón porque de ellos nada depende ni Enrique López Veiga, ni Abel Caballero, ni Carmela Silva, ni en el éxito ni en el fracaso, por eso no tiene culpa el anterior presidente Ignacio López Chaves, ni por supuesto Alberto Núñez Feijóo, eso depende de los empresarios que arriesgan su patrimonio y ponen a prueba sus empresas, para los que pido un respeto y una obligación de dejar de querer rentar políticamente decisiones en los que los políticos no tenemos nada que ver, seguir haciéndolo demuestra mala fe.

Haced política con otras cosas, pero dejad tranquilas a las empresas, empresarios y al Puerto de Marín, que entre las obligaciones de los cargos públicos está y se exige el dejar trabajar.

* Alcaldesa de Marín