Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La semana de A Ferrería

O Vao y la rutina de cada año

El Concello de Pontevedra prepara una gran reforma urbana que afecta a diez calles céntricas, que conlleva la peatonalización parcial de algunas de ellas y cambios en la dirección del tráfico rodado. Imposible para un conductor tener un GPS al día, y bien falta que va a hacer en la ciudad del Lérez.

Bajo el argumento de que son peticiones de los comerciantes (se incluye a todos cuando la iniciativa es de un reducido grupo) la denominada "megarreforma" se pondrá en marcha antes del verano.

Veremos si realmente los efectos son beneficiosos para vecinos y comerciantes. Positivo resultó el tramo peatonal de Benito Corbal, tanto para los viandantes como para los negocios, pero eso entraba dentro de la lógica, otra cosa será esta ambiciosa iniciativa que abarca todo el centro urbano. Hay que recordar otras calles peatonalizadas que han perdido vida, que han cerrado negocios y que están en pleno centro, por ejemplo, un, dos tres, responda otra vez: la calle Riestra. El tiempo dirá si Cruz Gallástegui o Castelao, ganarán con la peatonalización.

Y cambiando radicalmente de asunto, el supermercado de la droga, como se le conoce al poblado de O Vao ha vuelto a ser noticia. Es como una tradición que al menos una vez al año agentes de la Guardia Civil aparezcan de madrugada por la zona para llevar a cabo una redada.

Es como llevar a los agentes a realizar prácticas. Se trata de unas maniobras para calibrar situaciones de conflicto, vamos como las que realiza la Brilat antes de ir a Afganistán.

Al día siguiente, o para ser más exactos, a las pocas horas, todo vuelve a la normalidad. En los alrededores de las chabolas se vuelve a vender la droga correspondiente, los yonquis regresan al poblado a pleno luz del día en busca de sus dosis a cambio de dinero o algún objeto robado, e incluso la totalidad de los detenidos regresan a sus chabolas tras prestar declaración ante el juez. Lo dicho, todo una rutina de la que ya se sabe el final.

Al día siguiente, los antidisturbios procedieron a la detención en el sur de la provincia de los integrantes de la "casa real" gitana con su "príncipe" Sinaí Giménez a la cabeza por años de supuestos casos de extorsión en los mercadillos, entre ellos algunos que se celebran en la comarca de Pontevedra. Una práctica conocida, o mejor dicho, denunciada durante años, y que llevó hace una década a la por aquel entonces teniente de alcalde de la capital, Teresa Casal, a echar del mercadillo ambulante al Clan de los Morones. Ya llovió.

Curiosamente, una y otra intervención tuvieron lugar en la semana en la que se celebraba el Día del Pueblo Gitano. Por eso conviene aclarar que una gran mayoría de miembros de esta etnia nada tiene que ver con estos presuntos delincuentes. De ahí esa bonita fiesta celebrada en el barrio de Monte Porreiro.

Y entre peatonalizaciones y detenciones se mete de por medio la gente del mar que salió a la calle para protestar por la contaminación de la ría. Que razón tiene este colectivo y que poco, por no decir nada de caso le hacen. ¡En qué país vivimos!

Compartir el artículo

stats