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Doctor en Psicología Social de la Universidad de Santiago

Alcohol, internet y porros

Tanto en España como en el conjunto de la Unión Europea el consumo de alcohol y otras drogas sigue siendo el principal problema de salud pública entre la población juvenil. Los datos de la Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES 2014-15) y los facilitados para Galicia por la Universidad de Santiago hace apenas una semana, constatan un descenso en los niveles globales de consumo. Sin embargo, lejos de caer en la autocomplacencia, no estaría demás aumentar los recursos destinados a la prevención. Aunque todo es discutible y doctores tiene la iglesia, seguramente los buenos resultados que estamos presenciando se deban en buena medida a la combinación de dos factores: por una parte, las medidas legales tomadas hace años van dando sus frutos. Las leyes y ordenanzas que tienen que ver con la venta y consumo del alcohol y de tabaco, o la prohibición misma del polémico "botellón" (no sin agrias discusiones y algún que otro desacato), comienzan a hacer efecto; por otra parte, el notable esfuerzo que centenares de profesionales llevan haciendo en materia de prevención, a pie de calle, desde concellos, colegios y asociaciones. Y todo ello a pesar de la falta de liderazgo, coordinación y de medios de una Administración autonómica que no acaba de demostrarse a sí misma que la inversión en prevención es la más rentable de todas las inversiones. Aunque en los dos últimos ejercicios se han ido recuperando levemente las cifras de años anteriores, en los últimos tiempos más de un concello ha visto como su plan de prevención quedaba sensiblemente mermado, cuando no desmantelado, reducido a su mínima expresión (con un técnico para una población de 2.000 adolescentes) o literalmente extinguido.

Lo cierto es que hoy siguen emborrachándose en Galicia al menos una vez al mes más de 15.000 adolescentes, cerca de 20.000 fuman y alrededor de 5.000 tienen verdaderos problemas con los porros. No es momento de relajarse, no. Sobre todo si unimos a estos datos los problemas que está generando el uso de Internet, las redes sociales o el móvil, bien por su uso abusivo y posible riesgo de dependencia (que todavía va a tardar años en reconocerse como tal por las autoridades sanitarias), bien por la cantidad de conflictos familiares y escolares que está generando, las prácticas de riesgo que conlleva (como el sexting o el contacto con desconocidos), o bien por las nuevas formas de delito a los que está dando lugar, como es el caso del ciberbullying.

Cada vez más estudios demuestran que se trata de problemas estrechamente relacionados entre sí y que, por tanto, deben ser abordados de forma transversal, porque seguramente el trasfondo sea el mismo. Decía Aristóteles allá por el siglo III a. de C. que adquirir desde jóvenes tales o cuales hábitos no tiene poca importancia, sino una importancia absoluta. Y no le faltaba razón al maestro de la escuela peripatética. Esa sigue siendo nuestra gran asignatura pendiente, la de esta generación de los llamados "niños de la llave", que cierran con llave cuando salen de casa y abren con llave cuando regresan, porque sencillamente todo el mundo está fuera.

Lejos del alarmismo, no quisiera parecerlo, debemos ser moderadamente optimistas, fundamentalmente porque sabemos la receta. Los resultados de muchos y muy buenos estudios inciden en que la clave del éxito está en unos pocos factores que resultan conocidos: por un lado los factores familiares y grupales (el consumo en el hogar, la hora de llegada, el dinero que llevan el bolsillo o las compañías con las que anda, son cuestiones que no pasan de moda y más importantes de lo que pudiéramos pensar; por otro lado las expectativas (el 90% de los que beben lo hacen porque están convencidos de que ello aumenta su probabilidad de divertirse, de hacer amigos, de relajarse y de tener relaciones sexuales); de otra parte los factores personales (como a la impulsividad, la asertividad o la autoestima); y, por último, los hábitos de ocio y ocupación del tiempo libre (diferentes estudios han demostrado que aquellos niños que hacen deporte regularmente, de forma federada o vinculado a un club o asociación deportiva, presentan tasas tanto de consumo de alcohol y de sustancias, como de uso problemático de Internet, hasta 3 o 4 veces menores que el resto). Resumidas cuentas, decía aquel viejo entrenador que "o fútbol está todo aumentado". Con esto viene a suceder un poco lo mismo. Pongámonos las pilas y manos a la obra.

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