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¿Elecciones en junio?

| En el verano de 2008, José Blanco sacó la artillería para intentar convencer a Emilio Pérez Touriño de que debía adelantar las elecciones autonómicas a octubre o noviembre y no agotar legislatura, esperando a marzo de 2009. El entonces número dos del PSOE se presentó como un elefante en una cacharrería y como no conseguía atraer al redil al secretario xeral del PSdeG hizo público el debate interno que consumía a los socialistas: La situación económica va a peor, las encuestas pintan mal y lo mejor es adelantar los comicios para no dar opciones al PPdeG, como finalmente ocurrió, de recuperar San Caetano. Touriño no fue convencido y airado dio un golpe de autoridad encima de la mesa para decir a los suyos y a los gallegos que en el PSdeG mandaba él, y no Blanco. Le costó la presidencia de la Xunta. Seguro que Alberto Núñez Feijóo recuerda lo sucedido. No porque tenga un José Blanco que le quiera mandar sino porque estos días, y una vez decidido que opta a un tercer mandato en la Xunta, afronta otra decisión de calado: fijar la fecha de las elecciones autonómicas, y sabe que el día y el mes elegido es clave para el resultado final. Tras lo sucedido esta semana en Madrid, la ruptura de PSOE y Podemos y Ciudadanos que sigue vetando a Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, más que nunca parecemos abocados en España a una repetición de las elecciones. Si los españoles somos llamados el 26-J a votar de nuevo, ¿conviene a Feijóo adelantar los comicios gallegos y hacer coincidir ambas citas electorales? En el PPdeG, le dan vueltas y vueltas y la solución no parece fácil.

| Sin rivales conocidos . Como ventaja más evidente, es que Feijóo pillaría a sus máximos adversarios en precario. Solo el PPdeG tiene candidato y a punto de culminar la renovación de sus cuadros, tras los congresos provinciales y el autonómico de mayo. Por el contrario, en el PSdeG los posibles candidatos contemplan el Titanic dirigirse hacia al glaciar y nadie quiere coger el timón por si fuese posible variar el rumbo. Tal es la situación que esta semana los dos expresidentes autonómicos del PSdeG, Emilio Pérez Touriño y Fernando González Laxe, han salido a escena para apelar a que su partido sepa salir adelante en este momento de dificultad. Tras la decapitación judicial de Besteiro, nadie parece pelearse por su puesto. Actúan en el PSdeG en plan "aparta de mi ese cáliz", dejando entrever que no son optimistas sus previsiones electorales, tras el sorpasso de En Marea el 20-D. ¿Quien quiere opositar a un puesto que puede tener fecha de caducidad justo el día después de las elecciones, si el PSdeG se convierte en tercera fuerza en O Hórreo y cosecha el que puede ser el peor resultado de su historia?

| Sin rivales conocidos. En Marea, tras el fogonazo de los 6 diputados del 20-D, corre el riesgo de desinflar sus expectativas a cuenta de sus propios errores. Desde entonces, ha evidenciado que son una coalición en la que las piezas no terminan de encajar y la figura de Xosé Manuel Beiras ya no parece ser el referente político que todos compartían y a todos unía. En Santiago los de Podemos ya han preguntado a Madrid si se pueden divorciar de Compostela Aberta, es decir del regidor Martiño Noriega y número dos de Beiras en Anova; en el Congreso, el partido de Pablo Iglesias, queriendo o no queriendo, está ninguneando a la confluencia gallega, mientras trata con máxima cortesía a la catalana. Además En Marea se desmarca de Podemos y ya no acude a la reunión con PSOE y Ciudadanos. ¿Cómo se visualiza en Galicia la existencia de una alternativa al PPdeG, si uno de los socios (Marea) no se entiende consigo mismo (Anova y Podemos) y tampoco con el potencial aliado (PSdeG)? A Feijóo le basta para socavar a la oposición con sacar a relucir que el único bipartito de una Marea con el PSOE está en Ferrol y a punto de romper y preguntar machaconamente a la opinión pública ¿por qué razón habría de salir adelante en Galicia un acuerdo que en cuatro meses en Madrid socialistas y Podemos no han conseguido sellar?

| El antecedente de 2012 y los riesgos . Justificar el adelanto Feijóo lo tiene fácil, aunque hasta ahora ha mantenido aunque no con rotundidad que agotaría legislatura. Ya lo hizo en 2012. Al hacer coincidir los comicios gallegos con los vascos. Argumentó que "tal como está en cuestión el Estado de las Autonomías" no le parecía razonable "hacer dos convocatorias con una distancia de 130 días". Además en esta ocasión, habría un ahorro de recursos económicos, y ya saben que Feijóo conjuga con austeridad. Pero no todo juega a favor del PPdeG, sino el resultado de la decisión que debe tomar Feijóo estaría ya cantado. Hacer coincidir las elecciones gallegas y generales supone asumir el riesgo de que se hable mucho de Madrid (corrupción, la soledad del PP que no tiene con quien pactar, ...) y poco de Galicia, y Galicia es una comunidad histórica, apuntan en el PPdeG. Una cosas es que haya elecciones simultáneas con Euskadi, pero con Madrid es diferente. En el PPdeG, asimismo presuponen que su marca y su candidato está mejor valorado que la marca nacional y el cabeza de cartel nacional, y tienen dudas de que harán los ciudadanos que el 20-D, el 10 % de los votantes, apostaron por la papeleta de Ciudadanos. ¿Optarán por Albert Rivera para Madrid y por Feijóo para Galicia? Además las encuestas aunque apuntan a una recuperación del PP, desde el 20-D, señalan que el otro beneficiado del escenario postelecciones es Ciudadanos, un partido sin dirigentes y programa conocidos en Galicia y que vive del empuje de su líder nacional, Albert Rivera. ¿Le dará aire Feijó al partido naranja si hace coincidir las elecciones o se blinda el propio PPdeG al asegurarse que Ciudadanos obtenga escaños en el Parlamento y así tener un aliado potencial con quien pactar si no repite mayoría absoluta, pues Ciudadanos ya ha proclamado que no favorecerá un Gobierno de En Marea?

| Pierde el partido en el poder . Visto lo visto, y adelante o no las elecciones Feijóo, puede volver a cumplirse la máxima de que las elecciones no las gana la oposición, las pierde el gobierno. Porque pese a que enfrente tiene una oposición demasiado liada con sus cuitas internas, el PPdeG no da por hecha la mayoría absoluta. En las elecciones generales, sufrió un duro correctivo de los votantes. Perdió cinco diputados y un tercio de sus votos. Y antes, en los comicios municipales, se quedó sin la Diputación de Pontevedra y A Coruña, y las alcadías de Santiago, A Coruña y Ferrol. En el PPdeG no temen a sus rivales, lo que de verdad les inquieta es el castigo de los electores para con su gestión.En el partido en el poder algo sospechan que hicieron mal, cuando les entra la prisa por renovar y por acentuar el giro social de sus políticas. ¿LLegará a tiempo para reconciliarse con un electorado que el 20-D demostró estar dispuesto a dar una oportunidad a nuevas opciones?

| El relevo de Rueda. Feijóo tiene dos tareas pendientes. Fijar la fecha de las elecciones pero también el nombre del sucesor de Alfonso Rueda como secretario general del PPdeG, una vez que el vicepresidente de la Xunta se ha puesto al frente del PP de Pontevedra. Cabe pensar que continuará con la renovación que inició tras el retroceso en las municipales. El conselleiro José Manuel Rey Varela aparece como favorito en las quinielas pero tampoco se descarta la elección de una mujer. Ya han surgido las primeras tensiones y roces por ocupar la vacante. El exalcalde de Santiago Agustín Hernández, el único de su núcleo duro al que Feijóo no ha recolocado tras los comicios municipales, dio un paso adelante, y más de uno se llevó las manos a la cabeza. La peor forma de convencer a Feijóo es presionarlo, sostienen. Inmediamente el exregidor de Ferrol pidió a sus compañeros libertad para que el presidente conforme su equipo. La pregunta malévola que más de uno se hace en el PPdeG es: Si Feijóo repite como presidente. ¿quién tiene más opciones de ser vicepresidente de la Xunta quien ocupe la secretaría general o el presidente del PP de Pontevedra? La pregunta se vuelve más crucial si uno piensa que el líder de los populares gallegos aún no ha cerrado definitivamente el capítulo de Madrid y esa puerta todavía puede abrirse.

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