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Cien líneas

Desastre

Sebastián Piñera fue presidente de Chile entre 2010 y 2014. Con orígenes asturianos, en Colunga para ser más precisos, es uno de los empresarios de más éxito de su país. Anteayer decía en estas páginas, en una larga entrevista, un montón de cosas interesantes.

Repasemos. En el último cuarto de siglo Chile fue el país con mejores resultados de América Latina. Pasó del séptimo lugar al primero en renta per cápita. Pero desde que está al frente Michelle Bachellet "la tasa de crecimiento y la capacidad de creación de empleo y de mejorar los salarios se redujeron a menos de la mitad, la inversión y la productividad están cayendo y tenemos graves problemas de seguridad y de salud". Hace dos años cuatro de cada cinco chilenos creían que el país iba por el buen camino y ahora cuatro de cada cinco opina que va por el malo.

Para qué seguir. Es la historia de siempre, comprobada empíricamente hasta la saciedad y con ningún contra ejemplo: la izquierda fabrica pobreza y restringe libertades y la derecha lo contrario. Bueno, la derecha liberal porque la zapaterista tal que Rajoy tiene lo peor de cada una de las dos orillas político económicas.

La incógnita es también la de siempre. ¿Siendo así las cosas, como efectivamente lo son, cómo logra ganar elecciones la izquierda?

La respuesta está en Gramsci: domina la escuela, la comunicación y la dizque cultura de manera que, aún siendo un puro desastre, come el coco al personal y se impone.

(Para la terapia de esta semana se recomienda vivamente la ópera "El ángel de fuego", de Prokofiev).

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