Los tiempos para aprobar la Ley del Área encajan y las partes, -los 14 ayuntamientos y la Xunta-, siguen la hoja de ruta sin pausa tras alcanzar un consenso histórico. Todo ok por ahora, pero no hay margen de error. Un paso en falso, una voluntad que se tuerce, un charco en forma de excusa burocrática ante la cercanía de las elecciones autonómicas, y adiós a la carrera de fondo. Falta por cubrir el último kilómetro, poco más de cien días, pero para levantar los brazos hay que cruzar la línea de meta y quedan unas pocas curvas, ninguna de ellas peligrosa. Todos los concellos quieren el Área y el rumbo está claro: recto y sin tentación de volantazos. Las expectativas son enormes y el tacticismo político puede costar caro.
ABRIL JUNIO MAYO JULIO