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José Manuel Ponte

inventario de perplejidades

José Manuel Ponte

Políticos de vacaciones

Pasada la Semana Santa, los comentaristas de la actualidad se han encontrado con la sorpresa de comprobar que los diputados son los ciudadanos que mayor número de días de descanso han gozado en las vacaciones de Pascua. Concretamente, 21. En tiempos de bonanza económica era habitual que funcionarios, docentes, estudiantes y jubilados tomasen las vacaciones el Viernes de Dolores. Los funcionarios porque disponían de unos días extra de holganza que se dieron en llamar moscosos porque fue un ministro de Presidencia, don Javier Moscoso, el que los concedió para alegrarle la vida a los burócratas. Y los docentes y estudiantes porque gozaban tradicionalmente de unas jornadas no lectivas hasta el lunes siguiente al Domingo de Resurrección. El resto de los mortales en edad de trabajar debían esperar al Jueves Santo para hacer una breve escapada hacia el lugar de sus preferencias.

Las vacaciones de Semana Santa son un periodo de ocio demasiado corto y demasiado agitado porque la gente quiere hacer demasiadas cosas en pocos días, se viaja a demasiada distancia del lugar de residencia y la posibilidad de morir en un accidente de tráfico se eleva espectacularmente. Por eso mismo, ha causado cierta estupefacción que los políticos de todos los partidos con representación parlamentaria no hayan aprovechado el tiempo para apurar las posibilidades de formar un gobierno de coalición sin correr el riesgo de convocar unas nuevas elecciones a partir del 2 de mayo próximo. Una circunstancia que nos obligaría a votar el 26 de junio, ya en pleno verano, y pospondría la eventual formación de un nuevo gobierno hasta el mes de octubre.

Y todo eso si hay suerte de que, ya en otoño, se produzca el milagro de un pacto parlamentario estable, dado que las encuestas de opinión que se manejan pronostican un resultado muy parecido al actual. Con lo que se daría el hecho curioso de que don Mariano Rajoy pudiera cumplir casi un año como presidente de un gobierno interino, una rareza en nuestro sistema político pero no en nuestro entramado administrativo en el que se conocen interinidades de muy larga duración.

La alternativa a esa situación un tanto pantanosa y deprimente sería un acuerdo de última hora pero, después de la renuncia del señor Rajoy a intentarlo y del fracaso del señor Sánchez (y también del señor Rivera) al proponerlo, la posibilidad se esfuma y la impresión general es que no hay otra salida que repetir las elecciones.

A poco que se entienda de política, parece claro que la solución del problema la tiene, en este momento, el PSOE que es el gozne sobre el que gira cualquier posible gobierno de coalición. Lo malo es que los socialistas navegan en un mar contradictorio y proceloso. Por una parte, quisieron pactar, y de hecho pactaron, con Ciudadanos (derecha moderna y ultraliberal no contaminada todavía con la corrupción), pero no se atreven a hacerlo con el PP, porque repugnaría a buena parte de su base social. Y por otra, descartan una alianza con Podemos ante la presión de lo que antes se llamaba la oligarquía financiera y sus terminales mediáticas. A los socialistas el gobierno "a la valenciana" que les ofrece Iglesias les parece una paella con demasiados ingredientes incompatibles. Y muy difícil de digerir.

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