Tres obispo de diócesis madrileñas -Reig Pla, López de Andújar y Rico Pavés- acaban de practicar una especie de sublevación, pero no sólo contra una legislación del ámbito de la sexualidad, sino contra su arzobispo, Carlos Osoro, del que dependen como mitrados sufragáneos. El suceso consiste en que la Asamblea de la Comunidad Autónoma de Madrid aprobó el pasado 17 de marzo la Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación, por lo que en la diócesis de Madrid se esperaba que su titular, Carlos Osoro, se pronunciase al respecto, ya que dicha norma aborda cuestiones como la autodefinición del sexo y la transexualidad, o la educación que fomente la identidad de género elegida. Sin embargo, el arzobispo madrileño no hizo declaraciones ni emitió ningún mensaje.
Pero sí lo han hecho en un documento conjunto, y sin la firma de Osoro, el obispo de Alcalá, u obispo complutense, Juan Antonio Reig Pla, más Joaquín María López de Andújar y Cánovas del Castillo, obispo de Getafe, y su auxiliar, José Rico Pavés. "Ante esta ley, que calificamos de muy grave e injusta, queremos, con todo el respeto hacia los que han promovido esta ley y sus posibles destinatarios, manifestar públicamente las siguientes consideraciones dirigidas a los fieles católicos", dicen los mitrados de las dos diócesis dependientes de la sede metropolitana de Madrid
La publicación del documento ha causado consternación. "Estamos ante un hecho insólito en la historia de la Iglesia española. Jamás se había visto algo parecido. Tuvo que haber razones potentísimas para que se produjera semejante ruptura eclesial y episcopal", ha comentado Francisco José Fernández de la Cigoña, buen conocedor y estudioso de la historia eclesiástica española de los siglos XIX y XX, y autor del blog católico con más seguidores de España.
Respeto al documento de Pla, Andújar y Pavés, los obispo llaman la atención sobre "el Artículo 4 de la mencionada ley, titulado Reconocimiento del derecho a la identidad de género libremente manifestada". Los mitrados alertan de que ello "choca frontalmente con la antropología cristiana que ha dado sustento y soporte a lo que se ha venido en llamar civilización cristiana u occidental". Así, niegan la formulación de que "toda persona tiene derecho a construir para sí una autodefinición con respecto a su cuerpo, sexo, género y su orientación sexual. La orientación, sexualidad e identidad de género que cada persona defina para sí es esencial para su personalidad y constituye uno de los aspectos fundamentales de su dignidad y libertad".
