Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

la mirada

El calendario de Feijóo

Quizás en Madrid están muy preocupados y ocupados con los vaivanes del caso Barberá, con el pulso de Gobierno y Congreso sobre el derecho del segundo a controlar al primero, o con la crisis de los refugiados sirios, pero el anuncio de Feijóo de que descarta la opción de Madrid y de que la duda que alberga es si optar a un tercer mandato o irse a la empresa privada ha sido recibido con mutismo en las filas populares. Nadie en su partido se echó las manos a la cabeza para lamentar la posible marcha de uno de sus principales referentes. Extraña el silencio porque el líder del PPdeG siempre ha figurado en todas las quinielas como uno de los dirigentes mejor posicionados como potencial delfín de Rajoy. No solo en Galicia se observaban con lupa sus movimientos en Madrid, sus viajes a otras autonomías y su red de contactos con otros dirigentes regionales del PP.

El titular de la Xunta y presidente del PPdeG recuperó el mensaje de que baraja pasarse al sector privado un día después del Congreso del PP de Pontevedra, donde Rajoy había dicho con antelación que iba a hablar del futuro con Feijóo. Levantó la expectación, pero al final no pasó nada. El encuentro privado no se produjo. Había demasiada gente en el cónclave y en la comida posterior. La escena no propiciaba confidencias. Y a Feijóo, que se le agota el tiempo, pues debe convocar un congreso gallego y se le echan encima las elecciones autonómicas, más si en Madrid hay de nuevo elecciones y a los vascos se les ocurre adelantar los comicios, se le pudo agotar también el calendario, o así lo intrepretaban ayer medios madrileños, que tampoco descartaban un órdago del político gallego.

Si finalmente Feijóo no da el salto a Madrid, que en política la vida da mil vueltas, podremos decir que no estaba en el momento justo en el sitio oportuno. Sobre todo en el momento adecuado. Feijóo es hábil en el manejo de los tiempos. Supo posponer la decisión de su futuro lo indecible, por ejemplo con la pirueta de adelantar los congresos provinciales y celebrar después el regional, algo nunca visto en la comunidad, pero le ganó Rajoy, el maestro en el uso de los tiempos.

Recordando a Zapatero, la baraka de Feijóo fue el 18 de enero de 2003, cuando fue nombrado conselleiro de Política Territorial. El eterno delfín de Fraga, el ya fallecido José Cuiña, desaparecía forzado de la escena política, y el joven Feijóo, con la vitola de brillante gestor de Correos y el Insalud, irrumpía en la política gallega en el momento adecuado y con los apoyos oportunos.

Ahora el líder del PPdeG con dos legislaturas a cuestas en Galicia ya dice solo dudar entre optar a un tercer mandato, a sabiendas de que no tiene amarrada la mayoría absoluta, pero que sin él será imposible, o irse a la empresa privada. Es una decisión vital. Es uno de esos trenes que solo pasa una vez en la vida. No puede posponerlo para dentro de cuatro años. Entonces tendrá 59 años y el fichaje será más complicado. Y si pierde los comicios, ya no sería lo mismo. Habría cosechado su primera derrota en las urnas. Feijóo seguro que recuerda a otros políticos que presumían de ofertas en la privada y luego buscaron el refugio del escaño en Bruselas, porque su teléfono dejó de sonar. En el PPdeG están esperando por él.

Compartir el artículo

stats