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desde mi atalaya

Manuel Torres

Mejoras municipales

Estamos al final de las obras de acondicionamiento y mejora de dos espacios urbanos de gran importancia para los marinenses: uno el asfaltado de la zona de aparcamiento y otro la mejora del firme de la calle de La Cuesta. Vaya por delante que ciertamente son unas mejoras necesarias para ambos espacios, pero nosotros entendemos que cuando se aborda una obra es necesario obtener las mejores ventajas para los ciudadanos, y en éste caso no es menos cierto que pudieron estudiarse mejor las obras para completar y mejorar los entornos para disfrute de todos.

Así es que en la calle la Cuesta, era necesario renovar el alcantarillado y mejorar el firme, pero al mismo tiempo podría haberse completado la obra con la recuperación, en lo posible, de la antigua calzada romana, dejando al descubierto y formando parte del firme sus losas de piedra. Así se mejoraría su estado para uso de los vecinos y se recuperaba una parte importante de nuestro patrimonio. No fue posible convencer a los responsables y nos quedaremos para siempre sin un vestigio histórico como el de la calzada romana, destrozada completamente por la incultura de los responsables de mantenerla. Ahora sería conveniente colocar unos pasamanos para ayudar a las personas mayores y con inconvenientes para caminar, al menos entre la casa de Barciela y el antiguo depósito de aguas.

En cuanto al aparcamiento quedó como estaba, no hemos ganado nada, solo cierta comodidad, pero nada más. Sin embargo a nuestro entender debería aprovecharse para enlazar el Paseo marítimo alcalde Blanco con la Plaza de España-Alameda Rosalía de Castro, mediante un paseo pegado a la verja de la E.N.M., del triple de ancho de la actual acera, y con unos árboles apropiados para hacer posible el acercamiento del paseo al casco histórico, hasta la plaza de España. Claro que para ello deberían haber derribado ya el transformador, varias veces prometido pero hasta ahora sin realizar.

Y aprovechamos para insistir, una vez más, la nula utilidad de la puerta de entrada en el puerto, pues solamente sirve para vehículos particulares, pues el mismo puerto impide que los camiones salgan por esa puerta, por eso debería haberse trasladado a las inmediaciones de los astilleros, y de ésta manera tendríamos un gran espacio en las inmediaciones de la alameda para uso y disfrute de todos los marinenses, pero la ceguera de unos, y la terquedad de otros lo han impedido. Porque no tendrán pensado mantener eternamente el aparcamiento, pues sería una aberración y una barbaridad urbanística. El aparcamiento debe hacerse, y cuanto antes, pero subterráneo. En fin, una vez más, una ocasión perdida. Allá los responsables, pero todos los marinenses la sufrimos. ¡Es lo que hay!

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