Ayer salí del gimnasio donde procuro frenar la expansión imperialista de mis carnes y me dije que, dada mi edad postrera, ya era hora de que alguna vez prestara atención a la alimentación por algo más que placer. Así que hablé con Cristina Pousa, una mujer que a la par de encantadora y psicoactiva es nutricionista, dietista, coaching nutricional y yo qué sé más, y acaba de instalar su consulta en mi barrio viejo, ahí por Joaquín Yáñez, frente a la Bibloteca Municipal. Cris ofrece ahora un curso de alimentación integral y energética que empieza el 3 de marzo al que podéis apuntaros pero yo le pedí iluminación personal y le dije: "Un poquito de por favor, Cris, pon orden en mi disoluta vida alimentaria". Empezamos mal porque me preguntó la edad y me quité un puñado de años por miedo a que me recomendara papillas, pero al final lo supo y así comenzamos nuestra relación. La nombré voz de mi conciencia alimentaria. A ver cómo nos va la cosa.

Historias de la Juanita

Ya al bajar de la consulta me encuentro a Antonio Gómez. Estaba como meditando en la puerta de su bar, el Juanita. Me trae muchos recuerdos porque antes el Juanita fue tienda de coloniales abierta por Valentín Franco en 1917 y que casi dura cien años, una tienda de las referenciales de aquel Vigo antiguo al que aún no habían llegado los supermercados, y menos los grandes almacenes, y venían las clientelas desde las periferias rurales de Vigo en los barcos o tranvías. Hoy aquella tienda emblemática en la que crecí es un restaurante de éxito, abierto por Antonio y Elisa Oya, en el que María Fernández cocina entre tradición, y modernidad. Me llama la atención Antonio porque es un legalista irreprochable que cumple con todo, como el baño de minusválidos más generoso del barrio viejo, y que para su mobiliario contó con los Niños de San Rafael. Ni San Antonio.

No es país para coños

El sábado me voy al Cocido Day (¿o Gay?) de La Mina por el día pero que nadie me llame por la noche porque tengo cita con Déborah Vukusic, Arancha Treus y Rocío Romero. Tener cita con un trío podría ser como un sueño erótico pero no, lamentablemente no va de eso aunque haya por medio perturbaciones vaginales. Claro, son las tres actrices que en el Plaff de la viguesa calle Oliva, 8, en pases de 21.30 y 23.30, van a interpretar mañana "No es país para coños", esa pieza escrita por Diana López Varela con la que están llenado los locales de mucha Galicia. Imaginaos a tres mujeres en la sala de espera de un ginecólogo. Aún no la he visto pero si Diana escribe para teatro con la misma lucidez, buen humor y estilo que en su blog, Suspenso en Religión, creo que tenemos la risa y reflexión asegurada. No sé si cabremos, aviso, el Plaff no es de goma.

Y Veva,una mujer de mucho diseño

Es que pasas por la vida y ni te enteras lo que le pasa al que tienes al lado. Ayer tomaba yo un vino con Alfonso Regueiro "Almi", Ramón Pozo y Genoveva Piñeiro, como tantas veces, y me entero de que no solo es diseñadora gráfica sino que fue la que ganó el concurso de carteles para el Entroido vigués. Es mujer bienhumorada y habladora Veva pero reservada para lo suyo, y nunca supe que lo suyo se llama Fase Gráfica, empresa de diseño. No sé si habrá sido ella la que hizo el magnífico envoltorio de esa lata de caballa de Palacio de Oriente que me regaló Pozo, tanto que me cuesta abrirla por no estropearlo.