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En Marea, entre la espada y la pared

En En Marea están convencidos de que tienen serias opciones de presidir la Xunta, y por ello andan con pies de plomo

El 4 de enero, Xosé Manuel Beiras compartía mesa y mantel con el portavoz de Compromís en el Congreso, Joan Baldoví, en un restaurante en Madrid. El segundo se empleó a fondo para intentar convencer al líder de Anova para que los seis diputados que En Marea había logrado el 20-D,o al menos parte, se fueran con ellos al Mixto. La sobremesa fue larga, pero no lo consiguió. La razón esgrimida por Beiras fue que Valencia y Galicia eran casuísticas diferentes. En la primera, Compromís ya gobierna la comunidad y además lo hace con los socialistas aunque a las generales fue en alianza con Podemos. En Galicia, En Marea aspira a presidir la Xunta reeditando la fórmula del 20-D. Beiras justificó su negativa en la proximidad de la cita con las urnas en la comunidad y la necesidad de visualizar ante la opinión pública la unidad de En Marea. No podía marcar distancias con Pablo Iglesias para en unos meses volver a conformar candidatura con el partido morado. Beiras no quiso arriesgar después de que los electores hubieran aupado a su proyecto como segunda fuerza política de la comunidad. En En Marea están convencidos de que tienen serias opciones de presidir la Xunta, y por ello andan con pies de plomo, pero ya han tenido sonoros tropiezos. Al diluirse en el grupo parlamentario de Podemos, han perdido la oportunidad de negociar tú a tú con Pedro Sánchez y poner en valor sus escaños en el Congreso, mientras sus compañeros valencianos negocian al margen de Podemos y ya ultiman un acuerdo con inversiones para Valencia y el pago de una deuda histórica que asciende a 16.000 millones de euros. La situación empeora cuando Podemos al presentar su propuesta de acuerdo de gobierno al PSOE obvia mentar a Galicia, cuando sí se exige para Cataluña el referéndum y se defienden las diputaciones vascas. Dos días antes los diputados de En Marea habían presentado en rueda de prensa en Santiago sus exigencias para apoyar a Pedro Sánchez como presidente, exigencias que luego no fueron asumidas por el partido morado. ¿Las desconocían o las ninguneaban? Beiras alegó un problema de "desfase", incluso dirigió la responsabilidad hacia los suyos "por falta de agilidad", pero el resultado es que los gallegos no perciben que En Marea cumpla su promesa de ser la fuerza que defienda los intereses de Galicia en Madrid. Ellos que han criticado a los diputados gallegos del PPdeG y PSdeG por ser sucursales de sus jefes de Génova y Ferraz corren el riesgo de ser vistos como correas de transmisión de Iglesias, si no se ponen las pilas. La dirección de Podemos en Madrid no tiene entre sus prioridades actuales Galicia, lo demuestra con su olvido en la propuesta de gobierno y al no mimar una comunidad que si se mantiene la tendencia electoral del 20-D puede ser la primera comunidad donde gobierne. Actuando así Pablo Iglesias pone a En Marea en una situación complicada. Si Podemos no rema en favor de Galicia, ¿qué debe hacer En Marea si llegado el caso el pacto que se impone es el del PSOE con Ciudadanos, IU y Compromís, y Podemos se ve en la encrucijada de abstenerse o votar en contra e ir a unas nuevas elecciones? ¿Deberían los diputados de En Marea, al menos los dos de Anova, los dos de EU y el de Ourense en Común, estar dispuestos a desmarcarse de Iglesias, y obtener contraprestación a cambio de su voto positivo, pensando en las elecciones autonómicas? ¿Ha pensado Podemos en qué harán los socialistas gallegos en Santiago, en el hipotético caso de que el PPdeG pierda la mayoría absoluta y ellos se vean relegados a tercera fuerza, si En Marea antes no les apoyó a ellos en Madrid?

| Besteiro, en la picota. Haya o no al final acuerdo de gobierno entre PSOE y Ciudadanos, José Ramón Gómez Besteiro llega tocado al comité nacional que el PSdeG tenía previsto celebrar el próximo sábado (aunque el propio Besteiro pretende retrasarlo), y en el que se debería poner fecha a las primarias para elegir candidato a la Xunta. El sablazo viene por donde menos se lo esperaba, por Ferraz, quien hasta ahora había sido su sostén pese a la imputación judicial y a quien él respondió ofreciéndole su apoyo cuando destacados barones del PSOE quisieron linchar a Pedro Sánchez por "el peor resultado electoral" de la historia y por intentar un pacto con Podemos. Esta semana trascendió un preacuerdo con el partido de Albert Rivera en materia de corrupción que podría dejarle fuera de la carrera hacia la Xunta. No se conoce la letra pequeña del pacto, por ejemplo si habrá excepciones, pero si el PSOE se posiciona en contra de los imputados en las listas, aunque luego el acuerdo con el partido naranja no llegue a buen puerto, deja en una situación muy delicada a su secretario xeral en Galicia, quien quiere optar a ser candidato. Gómez Besteiro lleva imputado desde el pasado julio por delitos de tráfico de influencias, cohecho, prevaricación y contra la ordenación del territorio por su presunta implicación en el conocido como caso Garañón, una investigación de la juez Pilar de Lara que se centra en la concesión de licencias para una urbanización en el centro de Lugo, siendo Besteiro edil de Urbanismo. Si los críticos del líder gallego ven flaquear el principal respaldo de Besteiro, se verán con fuerzas para intentar su derrumbe, a decir verdad ya llevan meses erosionándolo. Ya le forzaron a fijar fecha para las primarias, pues el expresidente de la Diputación de Lugo demoraba la convocatoria a la espera de una desimputación que nunca llega y en la que él solo cree y de la que los demás dudan, según el historial de la magistrada que ha mantenido imputados a más de uno durante años. El PSdeG afronta una crisis. Las elecciones son a finales de año, si Feijóo mantiene su previsión,y el margen de tiempo se agota para buscar relevo. Besteiro puede no ser el candidato ideal, con una imputación a sus espaldas, pero el recambio es harto complicado. La frase manida de "que hay banquillo" no se ajusta a la realidad. Hay que querer y poder y ningún nombre surge con fuerza ni suscita ilusión suficiente para arrastrar al partido, sobre todo en un momento en que el PSdeG se enfrenta al peligro de terminar como tercera fuerza en Galicia y como el socio que necesita En Marea para ocupar la presidencia de la Xunta. ¿Quién va a dejar su cargo para arriesgarse a capitanear una aventura de resultado tremendamente incierto? El eterno José Blanco, otrora todopoderoso secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento, precisamente por lo de eterno, pincha como candidato con opciones, aunque no se le puede negar su experiencia, su conocimiento del partido y sus habilidades estratégicas, pero en los tiempos de la nueva política, las preferencias van por otros derroteros. Y por mucho que se lo pidan y saquen a pasear su nombre, otro exministro, Francisco Caamaño, ahora en su cátedra de Derecho en la Universidad de Valencia, no tiene intención de hacer las maletas de vuelta a Galicia, tras su nefasta experiencia como presidente del PP de A Coruña, y menos de la mano de Blanco, con quien no llegó a hacer grandes migas cuando compartían Consejo de Ministros. El plan B de Besteiro podría ser, apuntan cargos socialistas, el presidente de la Diputación de A Coruña, Valentín González Formoso, o su número dos, la compostelana Pilar Cancela.

| Cabeza de lista del PP de Pontevedra. En el PPdeG siguen dándole vueltas a la decisión de Feijóo de enviar a Alfonso Rueda a la presidencia del PP de Pontevedra, y obligándole a renunciar a la secretaría xeral del PPdeG. No lo terminan de ver del todo claro. Si el presidente de los populares al final se queda y opta a un tercer mandato en la Xunta, ¿por qué provincia se presentará a la Presidencia? En las elecciones de 2009 y 2012, Feijóo fue el cabeza de cartel por Pontevedra, pero en el partido hay quien empieza a barruntar que si ahora Rueda es el presidente provincial, el líder de los populares gallegos tendría la excusa perfecta para irse de candidato por A Coruña, dejándole todo el protagonismo a Rueda en su provincia. ¿Por qué? Porque habría que reforzar la lista coruñesa y para qué incluir a dos pesos pesados del PPdeG en una lista. Eso sí, a ver cómo lo vende Feijóo, quien siempre buscó la complicidad electoral de una ciudad que se le resiste al PPdeG, contando que nació en Os Peares (Ourense) pero el piso se lo compró en Vigo y además adquirió una finca para hacerse una casa en Moaña.

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