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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El respaldo

Así pues, y dicho sin intención de meterse en camisas de once varas, no parece de lamentar que la mayor parte de las asambleas celebradas por el BNG hayan respaldado la postura de la dirección para dejar las cosas como están en términos de alianzas.Es verdad que la democracia interna del Bloque puede aún deparar sorpresas y que el volátil panorama político las propicia, pero de momento hay en la Fronte menos confusión que en otros grupos y eso malo no es.

Dicho esto hay que matizar de urgencia que no se trata de cantar alabanzas en loor del hasta hace poco único representante sólido del nacionalismo gallego. Ha cometido errores, muchos y de bulto, y eso le ha costado la pérdida de una corta pero valiosa representación en las Cortes Generales. Pero esas equivocaciones no tienen por qué significar la liquidación definitiva de una fuerza política que le ha prestado a este país muchos e importantes servicios.

Claro que los errores hay que corregirlos y no empecinarse, como a veces ha ocurrido en la dirección del grupo, en negarlos atribuyendo sus efectos a otras causas, desde conjuras mediáticas hasta la hostilidad confesa y directa de sectores sociales y económicos. Cierto que mucho de ello ha habido, pero fueron factores que unidos a otros agravaron las cosas y no las causaron solas,

Con todo y con eso, el balance del BNG en estos años tuvo momentos de especial brillantez, y no merecería un final que podría llegar más temprano que tarde en forma de alianzas con otros. Los mentores de esa estrategia tienen todo el derecho a defenderla, y quizá hasta razón si se mide solo en términos electorales a corto plazo, pero las cifras a veces tienen varias lecturas y no siempre positivas,

Un ejemplo es lo ocurrido el 20-D; la izquierda gallega -excluido el PSOE, que ya no se sabe si lo es- obtuvo más diputados, pero a diferencia de otras se ha quedado sin grupo propio y en medio de una confusión organizativa, doctrinal y política -y hasta ideológica- que traerá seguramente más problemas que soluciones. Y basta para demostrarlo un vistazo sobre lo que sucede dentro de Podemos y la falta, al menos aparente, de sólida línea argumental en las Mareas.

En cuanto a AGE, que ilusionó a su gente al principio casi tanto como ahora en su nueva formulación, no tardó mucho en provocar dudas. Y Galicia necesita solidez en los proyectos y claridad en las propuestas; no tanto para ganar ahora como para hacer país en los años que vienen. Y eso, aunque es una opinión personal, lo ha hecho mejor el Bloque -a pesar de notables errores- que sus eventuales socios.

¿No...?

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