Da gusto ver cómo las gradas del astillero marinense Nodosa, antes Factoría Naval, se llena de barcos grandes y pequeños y, además se construyen nuevas unidades en los tiempos que corren. La guinda la ha puesto esta semana la llegada de ese extraordinario velero ruso que viene a remozarse porque la buena nueva de una industria del metal que funciona llega a cualquier parte del mundo globalizado en que vivimos y mira si habrá talleres navales de aquí a Rusia. La adquisición de esta empresa por los propietarios de Nodosa ha dado una nueva vida, tal como se esperaba, a ese foco de empleo de nuestro puerto y de nuestro concello y hoy pueden verse numerosos trabajadores en la faena de construir o reparar barcos siguiendo, desde luego planes serios que dan confianza a quienes tienen proyectos de futuro. La antigua Factoría Naval que jugó a la excelencia creando un castillo de naipes que se vino abajo en cuanto se movieron un poco los cimientos, se llevó por delante cientos de puestos de trabajo aunque también dicen que algunos trabajadores no supieron estar a la altura de las circunstancias. Nodosa es ahora un firme pilar económico de nuestro puerto que tienen aún mucho que decir. Y lo dirá, seguro.
