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José Manuel Ponte

inventario de perplejidades

José Manuel Ponte

De cómo radiar el fútbol

Hablo con un joven colega del audiovisual sobre esa mala costumbre de radiar con excesiva minuciosidad los lances de un partido de fútbol que está siendo televisado. Y todo ello a grito pelado, añadiéndole una emoción que ,en muchos casos, no se corresponde con el desarrollo del juego. " O se radia o se televisa -le digo- pero las dos cosas a la vez no son tolerables, Además, ¿a que viene contarnos de viva voz lo que ya estamos viendo con los ojos ?

Deberían de limitarse a identificar los nombres de los que llevan la pelota y ,todo lo más, añadir un comentario, o contar alguna anécdota". Le pongo como ejemplo de mala praxis al locutor de una conocida cadena de televisión que aúlla, más que radia, los partidos de fútbol en compañía de un exfutbolista británico que lleva muchos años en España dedicado a la crítica deportiva. Los comentarios del exfutbolista, dichos en un castellano deliberadamente imperfecto (con la de años que lleva viviendo entre nosotros debería hablar ya como un académico de la lengua), suelen ser graciosos y oportunos, pero los relatos del aullador son insufribles para pabellones auditivos minimamente sensibles .

El joven colega del audiovisual me mira con esa mezcla de condescendencia y ternura que empleamos para tratar a los individuos a los que se les ha parado definitivamente el reló." Desde mi punto de vista -responde- lo hace perfecto. De lo que se trata es de transmitir emoción. No vamos a volver a los tiempos de Matías Prats y de Enrique Mariñas, que hacían unos relatos fríos y desapasionados y no gritaban los goles".

Tengo que darle en parte la razón. Yo oí muchas veces a la famosa pareja de locutores y he de reconocer que adolecían de un cierto engolamiento, más ostensible, eso si, en el andaluz que en el gallego. Y lo cierto es que contaban los goles con el mismo tono neutro en que se leían los "partes" en la radio franquista. Por ejemplo, el del famosisimo gol de Zarra a Inglaterra en los campeonatos del Mundo de Brasil en el año 1950. Aquel 2 de julio, corría el minuto cuatro de la segunda parte cuando el defensa derecho español Alonso corta un rechace del equipo inglés y se lanza hacia la portería que defiende Willians.. El legendario episodio nos lo describe Matías Prats de la siguiente manera: "... Ahora se enfrenta a Williams, tira en diagonal sobre el poste derecho, toca de cabeza Gainza, remata Zarra, y gol, señores, gol de Zarra ". Un notario redactando un documento en su despacho no lo hubiera hecho menos emotivo. Compárese esa forma de contar con el griterío exuberante que acompañó el gol de Marcelino en Madrid o el de Iniesta en Sudafrica.

Matías Prats, en cambio, utilizaba un lenguaje más propio de un perito agrimensor que de un locutor deportivo. (" En la vertical del punto de penalti", "Posición teórica de medio centro", " En diagonal al área de meta", era frecuente escucharle). Luego de estos, llegó Hector del Mar que introdujo modos y maneras del radiofonismo sudamericano con goles ululantes e inacabables. Y José María García, que alcanzó la síntesis total con sabia incorporación de interjecciones. "Pieeeerna derecha, ay,uy, fueeeeraaa". Y le pagaban millones por eso.

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