Así que todos los socialistas -cocarnetarios y conmilitones se entiende- decidirán en votación -libre y secreta se sobrentiende- los pactos que debe y puede hacer Pedro Sánchez para llegar a la Moncloa. Golpe de efecto del madrileño ya que incluso Corcuera y Leguina se mueren porque uno de los suyos, por mucho que lo detesten, se haga con el poder.

Jugada demagógica donde las haya que supera a las movidas de Podemos donde se vota si se debe votar y hasta hace falta quorum para ir al cuarto de baño a media sesión. Es lo típico de IU o era porque por esa vía acabaron donde están: pura nada.

En el caso de Sánchez obviamente no será así. Si le incordian echa a toda la dirección del partido de un plumazo. Barones y baronesas a temblar. En los partidos leninistas clásicos la disidencia acababa en el paredón. En los modernos, en la cola del paro porque a ver donde van a encontrar trabajo esas harcas si las largan del tinglado.

El PP, entre tanto, sigue mendigando lo que sabe que nunca le van a dar. Rajoy juega a los acertijos, como Felipe González, siempre parapetado debajo de la mesa por si acaso. ¡Qué gran legionario se ha perdido! Quizá, in extremis, la clave esté en ciertas camas redondas como las que montaban de viaje y varios los amigos del agua y de lo ajeno según nos acabamos de enterar por sus declaraciones ante la jueza de Lugo.

Da igual. Pedro Sánchez es imbatible. Qué horror.