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Una nueva oportunidad para un área de todos

Han pasado ya casi cuatro años desde la aprobación de la Ley del Área Metropolitana de Vigo, una norma pionera que ofrecía a Vigo y su área un instrumento útil para cooperar a nivel local, ganando en eficiencia y mejorando los servicios que las Administraciones prestan a los ciudadanos. Por primera vez se creaba un área metropolitana en Galicia y por primera vez, tras infructuosos intentos, se daba nombre de Ley a una demanda profundamente sentida por Vigo y los municipios de su entorno. Se abría, por tanto, un horizonte de realidad a lo que durante mucho tiempo había sido sólo un objetivo compartido.

Aunque seguro que mejorable, la aprobada en 2012 era una buena ley para Vigo y para los trece ayuntamientos del Área. Una norma que en muchos aspectos supera los distintos textos hasta entonces manejados, ampliando sustancialmente el catálogo de competencias del proyecto de 2005 y siendo mucho más ambicioso que el modelo consorcial propuesto en la legislatura anterior. No en vano, el texto de 2012 es el resultado de años de trabajo y de vocación de acuerdo, desde que Lois Pérez Castrillo encabezara la Declaración de Soutomaior, aglutinando el deseo expreso de otros trece alcaldes dispuestos a hacer historia.

Por todo ello, hay que lamentar que a día de hoy no se haya puesto en marcha, en gran medida por intereses que en poco o en nada tienen que ver con al espíritu de consenso que está en el origen de este gran proyecto. Ha sido, sin duda, una oportunidad perdida. Pero no es momento de reproches o desalientos, sino de mirar al futuro con ilusión, ya que afortunadamente estamos ante una nueva oportunidad para lograr un área de todos.

Contamos para eso con un excelente punto de partida, un texto legal ya estructurado que goza de un elevado nivel de acuerdo, en sus partes más fundamentales. Y también, una vez más, con la voluntad decidida de la Xunta de Galicia y la de los distintos concellos implicados de superar las pocas discrepancias que ahora mismo pueden existir.

Desde luego, esto es lo que se deduce de estos meses de diálogo con los ayuntamientos desde que el Presidente de la Xunta de Galicia y el Alcalde de Vigo acordasen dar paso a una reforma de la Ley. Y es lo que escenifica también el fructífero resultado de la reunión que celebramos el pasado 19 de enero en la Delegación Territorial de la Xunta en Vigo, con la asistencia de todos los alcaldes y el consenso unánime para dar impulso definitivo al Área Metropolitana. Ese es el camino. El único que ha permitido hasta el momento avanzar en esta apuesta. El del diálogo y la generosidad.

Generosidad para abordar cambios, en el sentido de reconsiderar ciertos aspectos del sistema de conformación de las mayorías, o discutir las implicaciones de la financiación. La Xunta de Galicia está dispuesta a ello. Pero generosidad, también, para blindar todo lo bueno que ya tiene la Ley. Como es poner en marcha el Área con 14 concellos, sin que ello signifique que no se pueda ampliar a más municipios en un momento posterior. O reconocer, como ya hace la Ley, el peso diferencial que Vigo debe tener en la asamblea del área. También el carácter gradual y flexible en la cesión de competencias municipales o la oportunidad de que tanto la administración autonómica como la provincial se impliquen de lleno en la transferencia de servicios y recursos al nuevo ente. Y por supuesto, asumir que el transporte es una de las competencias medulares de la futura Área Metropolitana, un ámbito que interesa y mucho a alcaldes y ciudadanos y que está presente en todos los diseños metropolitanos del mundo.

Se necesita generosidad para que el Área arranque y Vigo despegue. Si por el contrario se opta por anteponer las diferencias políticas a los intereses generales, por ahondar en aquello que nos separa en lugar de hacerlo en lo mucho que nos une, estaremos de nuevo en la casilla de salida.

* Vicepresidente de la Xunta

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