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José Manuel Ponte

inventario de perplejidades

José Manuel Ponte

Importancia de los mosquitos

Las evidencias están a la vista. El cambio climático, la globalización económica y las migraciones masivas de los que huyen de la miseria y de la guerra ya han empezado a surtir sus efectos sobre todos los seres vivos. Ante semejante fuerza en movimiento, las fronteras son desbordadas y a la larga no habrá muros ni alambradas, ni gente armada que la detenga. Y curiosamente, es el hombre, al que algunos llaman pomposamente el "rey de la Creación", quien tiene más dificultades para moverse libremente de un sitio a otro porque está atado por múltiples lazos (familia, trabajo, religión, ideología política, pertenencia a un estado, etc., etc.). El resto de los animales, en cambio, no tiene ese problema y a medida que su hábitat se transforma y no le proporciona comida y buenas condiciones de reproducción se va a otra parte donde pueda conseguirlos. Y si a eso le añadimos las consecuencias perversas del tráfico ilegal, o imprudente, de especies exóticas que, al escaparse, crean colonias invasivas en perjuicio de la fauna autóctona, pues nos encontramos ante una suerte de arca de Noé caótica y muy difícil de manejar.

En España, tenemos varios ejemplos de ello. En los últimos años llegaron hasta aquí la almeja asiática, que está causando notables perjuicios en la zona del bajo Miño; el cangrejo americano, que se expandió rápidamente a partir de una fallida granja acuícola en el río Guadalquivir; el mejillón cebra, que procede del mar Caspio y se ha hecho fuerte en la desembocadura del Ebro; el mosquito tigre que viajó desde Asia hasta Cataluña en las pequeñas pozas de agua que se forman en los transportes de neumáticos; y, entre otros muchos, el visón americano, un animal agresivo que se importó para unas granjas peleteras en Segovia y terminó expulsando del territorio al visón europeo.

Por no hacer interminable la lista, que podríamos ampliar con los peces exóticos con que se repoblaron ríos y pantanos, citemos también a la llamada "avispa asesina" que utiliza para su alimentación a las abejas, esos insectos imprescindibles para la polinización de las plantas y por tanto de la vida del hombre. No habrá día que en la prensa no nos den noticia de la detección de sus nidos que proliferan por todas partes. Pero la última amenaza es un mosquito llamado zika que ha desatado la alarma sanitaria porque puede afectar gravemente al sistema nervioso.

El insecto procede de Polinesia y sus principales focos están en Brasil y Colombia, aunque se teme que pueda extenderse muy pronto por toda Iberoamérica y sur de Estados Unidos. Hace años, una microbióloga asturiana que había hecho estudios sobre medicina tropical me dijo que la comunidad científica daba por seguro que con el cambio climático y los movimientos migratorios las enfermedades que asolaban África acabarían por llegar a Europa.

Comenté este asunto con un periodista vigués amigo mío que, entre risas, me confirmó que esa evidencia ya había llegado a la puerta de su casa. Él vivía en el campo, cerca de la ciudad, y en unos árboles cercanos se había instalado una poderosa -y sobre todo muy gritona- colonia de cotorras. Alborotaban continuamente y en ocasiones bajaban en vuelo rasante para atacar la comida en las mesas del jardín. Organizaron una batida para espantarlas pero hubieron de huir para salvarse de los picotazos.

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