A la chita callando. Así ha conseguido Oporto vaciar a Peinador mientras los sucesivos gobiernos de la Xunta se afanaban en potenciar Lavacolla bajo un extraño, a la par que fracasado, argumento de centralidad. Y Portugal supo ver a la perfección lo que inexplicablemente nunca se logró ver en San Caetano: que la frontera de Galicia, especialmente en materia aeroportuaria, no termina en el Miño y que Peinador reunía todas las condiciones por su equidistancia para ser el aeropuerto central de la Eurorregión.

Mientras Peinador estuvo en caída libre, en Oporto nadie se inmutó. Ni un solo grito en portugués se escuchó por los millones con los que la Xunta bañó a Lavacolla. Y, ni mucho menos, por los de Alvedro. Santiago y A Coruña les quedan muy lejos. Pero a história mudou. Peinador crece y, para más inri, capta a su aerolínea TAP. Ahora sí que su mercado aeroportuario está en riesgo, algo que para nada les inquietó mientras se desinflaba el aeropuerto vigués. ¡Esa era su batalla! Una contienda que han ganado a la chita callando y (¡cómo no!) con el plácet y la ceguera fronteriza de cuantos gobiernos de la Xunta han sido.