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El meollo

La circunvalación de nunca acabar

Tres meses después de la colocación de la primera piedra de la traída y llevada A-57 por la ministra del ramo, Ana Pastor, en un acto claramente electoral, por fin ha comenzado a visibilizarse la ejecución de la obra entre Vilaboa y A Ermida (Marcón). Tras este primer tramo de 6,5 kilómetros y casi 70 millones de inversión, aún quedan pendientes otros dos, A Ermida-Pilarteiros y Pilarteiros-Curro, para completar una suerte de circunvalación de Pontevedra a modo de la M-40 madrileña.

La ministra no exageró nada cuando recordó que Pontevedra arrastraba el sambenito de ser la única capital de provincia de España que nunca dispuso de una circunvalación que merezca tal nombre. Sin duda una carencia mayúscula que ha marcado sobremanera su desarrollo urbanístico.

Hace exactamente 47 años que un joven arquitecto pontevedrés, César Portela Fernández-Jardón, entregaba en el Ayuntamiento pontevedrés un avance de su proyecto de avenida de circunvalación de la ciudad, con el trazado siguiente: Río dos Gafos-Gorgullón-Eiriña-Cuartel Guardia Civil-Bloque de la Caja de Ahorros-Tafisa-Estadio de la Juventud.

Esta hipotética vía de ronda que hoy se vislumbra con nostalgia, dada su absorción total por la trama urbana, incluía un nuevo puente sobre el Lérez y un pasó inferior en Loureiro Crespo. Su presupuesto global ascendía a unos 18 millones de pesetas.

Aquella propuesta tuvo una calurosa acogida por parte del alcalde, Ricardo García Borregón. No solo asumió como propia la idea de Portela, sino que forzó su aprobación unánime por la corporación municipal a través de una moción urgente. Luego su ejecución inmediata, como pedía el mandatario pontevedrés, ya resultó otro cantar, a expensas del Ministerio de Obras Públicas por la precariedad económica de las arcas municipales.

Casi medio siglo después, todavía seguimos a vueltas con el asunto: contar con una vía de ronda adecuada a un nuevo tiempo, que ahora se llama A-57, para saldar así una deuda histórica.

El meollo de la cuestión está en vislumbrar si llegará a completarse algún día esta circunvalación de Pontevedra del siglo XXI, con la venia imposible de Salvemos A Fracha.

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